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Siempre es algo festivo, pero melancólico, la Jira. El jarrero sabrá que es un escalón que después trae un invierno figurado, pero lo más interesante es que es una tradición que durante muchos años no la acogía la Feria de setiembre. Personalmente, es uno de los actos que mejor definen el espíritu jarrero. He aquí su historia.
Los orígenes de esta expresión popular festiva harense han estado soterrados para el conocimiento general, siendo muy complicado en ocasiones explicar o conocer su inicio. La referencia principal para la explicación de esta fiesta nos viene indicada por la investigación de Fernando de la Fuente que recoge en su obra “Temas Jarreros I” y “Temas Jarreros III” su fundador y los inicios de la popularísima excursión campestre a Fuente del Moro. El hilo para desentrañar el misterio lo encontraría en el programa de fiestas del 9 de septiembre de 1927, en aquella época los programas se elaboraban diariamente, al leer una coplilla titulada “Fuente del Moro” firmado por J.M.L., José Martínez Lacuesta. En la copla o versillos que hacía referencia a la “Gira” y aparecía el nombre de Emilio Mariaca, rezaba:
“Celebrase allí la <Gira>
con la que la feria cerramos
desde que el gran don Emilio
Mariaca, con cuatro cuartos,
Instituyó ese festejo
que es siempre broche obligado”.
Sería en el programa de fiestas de 1928 reflejado en “Temas Jarreros I” páginas 47 y 48, donde un anónimo redactor, publicaría sobre la supuesta primera Jira las siguientes palabras: “Si no recordamos mal se celebró por primera vez en el año 1891” (sic.) para continuar describiendo este primer acto festivo, que consistió en un banquete de la Corporación, en la mesa de piedra, junto al resto de Autoridades locales, al mediodía. Una parte de la población se sumó a esta comida, ocupando los lugares en el paraje del Moro. Asimismo, acudieron tenderetes de comida y bebida. Por la tarde se sumaron más personas, llevando su merienda, aumentado la jarana y jolgorio, con intervenciones muy apreciadas de la Banda Municipal.
Siguiendo con su celebración, al anochecer se produce el retorno de los romeros a la población y para tal ocasión el Concejo había organizado una Retreta (La RAE describe una retreta como una fiesta que consiste en el desfile militar nocturno de varias armas, donde se marcha con hachones o antorchas, junto a la música, acompañado en ocasiones por carrozas). Los ediles habían diseñado este desfile invitando a los diferentes gremios y cofradías a engalanar carros. En esta primera Jira oficial solo acudiría un carro, el del Ayuntamiento, y la comitiva seguiría el siguiente orden: La Banda Municipal, después los empleados municipales con las antorchas acompañados por los vecinos y al final el carro engalano del Concejo, siguiendo el trayecto que conocemos. Y en este mismo libro se podrá ver la ilustración que inmortaliza esta retreta con un estilo muy peculiar. La firma J. Páez que era hijo del Músico Mayor Francisco Páez.
Sin embargo, sería a partir de una nueva información recogida en el diario La Rioja, en la edición del martes 16 de septiembre de 1890, donde se arrojaría un dato de suma importancia respecto a los orígenes de la Jira. Esta información que se incluiría en el PROLOGO de “Temas Jarreros III” (página 18), es una noticia sobre un hecho ocurrido el domingo 14, que sería un ensayo oficioso de la Jira, presentando ya los rasgos definitorios: La comida-merienda y la retreta. El éxito y satisfacción, según resaltaba el plumilla, fue muy elevada, teniendo como consecuencia la organización por parte de las Autoridades del acto, como oficial, al siguiente año.
Los objetivos de esta celebración serían revitalizar la feria y fiestas septembrinas, que venían decayendo, y se decidió que se celebrase el domingo siguiente a la finalización de las mismas para compensar a todos aquellos trabajadores que habían realizado sus labores durante la feria que no habían podido acudir para su divertimento.
Aparte de los actos religiosos, las ferias era uno de los momentos más importante para el comercio y la pequeña industria local, durante su celebración se realizaba multitud de negocios y transacciones. Tal y como hemos indicando antes, su promotor sería el Teniente de Alcalde Emilio Fernández Baquero también conocido como Emilio Fernández Mariaca, ya que antepondría el segundo apellido paterno al primero materno. La causa principal que impulsó a este dirigente a diseñar esta fiesta, se debe a la perdida de importancia de la Feria de San Fernando, debido a las particularidades sociopolíticas del momento, temiendo que la feria de Setiembre corriese la misma suerte que la de mayo. Este decaimiento de las ferias de San Fernando fue presentado, en un estudio para el concejo con fecha 2 de junio de 1890, por el mismo Emilio Fernández Baquero o Mariaca.
Tal sería su éxito que se repetirá en los siguientes años, pero en 1894, debido a la falta de presupuesto, no sería programada de forma oficial. En 1895 vuelve a realizarse, pese a los altos gastos que representa, y será en este año donde se presente una moción para suprimirla debido a los elevados costes que causaba al erario municipal. Sin embargo “El tema es dejado sobre la mesa”, acción que se producirá en años sucesivos, haciendo fracasar las mociones de supresión.
Respecto a la fecha, hemos de decir que exceptuando la primera oficial, que fue un lunes, la fecha elegida, siempre coincidía con el domingo posterior al final de las Ferias. Será en 1915 donde se rompa esta tradición, debido a la configuración del calendario, que dejaba el domingo 12 como fecha tradicional fijada. Parece ser que el Concejo le pareció muy corto el periodo festivo, añadiendo el 13 y 14. Llegados a este extremo, propusieron que la Jira se celebrará el 15, miércoles, en contra de la tradición de llevarla al siguiente domingo. Pese a alguna queja de haberse celebrado la Jira en un día laborable, parece que la idea cuajo en el Consistorio, llevando la Jira a ser celebrada al final del ciclo festivo, con los consiguientes recortes. Actualmente la celebramos el día 10. Como curiosidad el 11-S todavía se celebraba la Jira en esa fecha.