Otra de las fuentes que sufriría las filtraciones de las inmundicias y pozos negros de las fábricas de crémor, se encuentra ubicada cerca del Santuario de la Vega, justo al lado de la escalera cuya rehabilitación sería aprobada, a petición de varios concejales, el día 29 de mayo de 1893, para comunicar los Jardines de la Florida Nueva con la hoy denominada calle Portugal.
En el siglo XIX su agua, en gran medida aportada por el subterráneo río Roca, proveía a las fábricas de la calle Tenerías, así como al lavadero público que se construiría en una de las huertas del Marqués de Bendaña.
Su historia se remonta en los tiempos desconociéndose el comienzo de su fábrica, pero su fama se extendería por Europa gracias a:
“Diálogo en lavde de las mvgeres. Intitulado Ginaecepaenos. Diuso en V partes. Interlocutores: Philalithes, y Philodoxo. Compuesto por Ioan de Spinosa, Gentilhombre de la Magestad Catholica, con priuilegio del Excellentissimo Senado Milanes. Por X años. Y con licencia de Superiores. Y su índice copioso.
Impreso en Milán, en la officina de Michel Teni. En el año del Señor de 1580”.
Juan Espinosa Zamudio que nacería en Belorado (1518-1595), miembro de a una familia de noble alcurnia se entregaría a la carrera militar, política y literaria. Este libro en concreto, sería dedicado a la Emperatriz María de Austria, hija de Carlos I y esposa de Maximiliano II.
Y es absolutamente seguro que estuvo en nuestra población, ya que en la parte 3ª, folio 57 relata:
“En las enfermedades de fiebres que padecí…, todo mi deleite era recurrir con la imaginación, en la cama, mientras que el calor de la fiebre y la sed me fatigaban, a la memoria de la claridad, el murmullo y frescura de las aguas…, de las fuentes de D. García de Toledo, del Marqués de Vico, las de la Sillería, Plaza del Olmo, Porta Nova, Mezo-canon, la Nunciada, San Pedro Mártir y Pogio-Real, en Nápoles. En España, las del Escorial, Huerta del Campo, de Madrid; las de Miraflores, de Burgos, y San Pedro de Cardeña; Santa María de la Vega de Haro; las del Avellano y Linares de Belorado, y las que hasta allí, desde Fresneda a la ribera del río Tirón, nacen; y a la de Hoja, la de la Raposilla de Ezcaray…”
Numerosas reformas
Con el paso de los años numerosas han sido sus reformas, pudiéndose catalogar como las más importantes:
La realizada en el año 1795, cuando terminó de construirse el espolón.
La llevada a cabo en 1864, cuando el maestro de obras Mariano Ruiz levantaría un plano para su total modificación y se realizaría una excavación, para aumentar su caudal, que necesitó de escalinatas para acceder a sus caños. Obra que sería considerada, aprobándose, solamente a medias, tras votación, siete contra tres, realizada en sesión celebrada el miércoles 17 de febrero, terraplenando la excavación y haciendo un canal de madera que recondujese parte de las aguas vertidas. Actuación por la que protestarían, mediante memorial presentado el 28 de noviembre, Pedro García Cid, Emeterio Ruiz y Juan Bautista Bidart, quienes solicitarían que volviera a su estado original, ya que, con la nueva compostura, no disfrutaban de suficiente caudal para poner en funcionamiento la maquinaria de las fábricas que poseían en el término.
Una nueva modificación seria ejecutada en 1867, año que hasta hace escasas fechas se ha dejado ver en su frontispicio. Y otra menor en 1872.
En 1878, el 23 de agosto, se pagarían 12 pesetas al cantero harense Marcelo Villar Delgado, por los arreglos realizados por sus oficiales.
En 1897 Domingo Hernando modificaría la escalera por 599 pesetas, importe de la plica con la que ganaría la subasta celebrada el 19 de septiembre.
Como se ha dicho al comienzo, una de sus anécdotas más destacadas se produciría en el año 1887 y es relatada en el Acta del Pleno celebrado el 6 de abril, cuando el Alcalde José Garate manifestaría que se había personado en la fuente, en compañía de los subdelegados de medicina-farmacia y del arquitecto municipal, para comprobar las quejas de numerosos vecinos por el mal olor y sabor de sus aguas, comprobando que eran ciertas.
Tratando de encontrar la causa de la anomalía, ordenaría que se destapase el arca de la fuente, comprobándose que se encontraba en buen estado de limpieza, por lo que convocaría a la Junta de Sanidad que pocos días después emitiría un informe diciendo que el agua había sufrido alteración, pero que aun siendo potable no podía beberse sin recelo.
Al no existir en la población los medios necesarios para realizar un análisis cuantitativo de la misma y no poder precisar la causa, se remitieron tres botellas, por conducto del Gobernador Civil, a un laboratorio químico de Madrid.
Varios particulares apuntarían como posibles culpables a los pozos negros construidos por la Sociedad Campo y Cía en los terrenos de su fábrica de cremor, pozos en los que depositaba los residuos líquidos de su fabricación, por lo que dada su situación con respecto a la fuente era más que probable que sus filtraciones repercutieran en el mal sabor de las aguas.
Tras estudiar tal posibilidad y teniendo en cuenta, que ya en una anterior ocasión se había ordenado a dicha sociedad que vertiese los residuos por una alcantarilla al cauce de la Diputada o al río Oja-Tirón, al ser considerados perjudiciales para la salud pública sus emanaciones, se instaría al gerente de la empresa Mariano Fernández Izquierdo, para que en breve plazo desocupase los pozos negros eliminando su contenido por la alcantarilla que debiera tener construida.
Realizada la limpieza de la fábrica, en pocas fechas cesarían las filtraciones y el agua recuperaría su natural estado.