Sin lugar a duda si en Haro existe un enclave emblemático y visitado en todas las épocas del año por su agradable entorno y tranquilidad, podemos asegurar que ese paraje es Fuente del Moro.
Situada al final del prado de Fuente Nueva y al comienzo del Batán, su existencia se remonta a tiempos pretéritos apareciendo oficialmente citada en varias Actas municipales, siendo en el libro de cuentas rendidas por el Mayordomo Sebastián de Izaguirre en 1782, cuando se refleja la cantidad invertida en su reparación “Se pagaron 245 maravedíes por el gasto de la composición de la fuente que llaman del Moro”.
En 1849 sería citada en la segunda condición impuesta a Mateo Puelles, al ser nombrado pastor de la dula, responsabilizándole de todos los daños que el ganado pudiera ocasionar en la fuente, la pradera y su arbolado.
En 1864, el 16 de noviembre, el vecino de Labastida Antonio Montejo Rodríguez solicitaría permiso para que sus aguas, unidas a las procedentes de Fuente Nueva, fuesen la fuerza motriz que moviese el molino que pretendía instalar en el término de los Ejidos.
El 12 de octubre de 1869 se solicitaría el permiso de la Diputación Provincial para la tala y subasta de parte de su arbolado, doscientos cincuenta chopos, cuyo producto sería destinado al pago del armamento, cien carabinas adquiridas en Eibar, y vestuario para los componentes del Batallón de Voluntarios de la Libertad, ya que con la madera proveniente de la tala de la arboleda de la Vega solamente se había alcanzado una tercera parte de su costo.
Hasta avanzado el siglo XIX se situaba unos metros más arriba, en su propio manantial, siendo en el pequeño prado que la rodeaba donde se celebraría la romería del día de San Pedro en 1873, 1874 y 1875, años en los que no se pudo acudir a Bilibio a consecuencia de la III Guerra Carlista.
Gran reforma de 1878
En 1878 se sometería a una gran reforma, trasladándose a su actual emplazamiento, siendo inaugurada el lunes 24 de junio por el Alcalde Indalecio Anguiano Aurtenechea y el Regidor Síndico José Buesa Sanz. Acto que contaría con la presencia de numerosos harenses que disfrutarían de la música interpretada por la Banda “Unión Artesana”, que dirigían Rafael Baya y Pascual de la Iglesia, según consta en un libramiento y en la sesión del 19 de septiembre de este mismo año.
Para su compostura, según proyecto del maestro de obras Juan García Ros, sería el cantero de la villa Marcelo Villar Delgado, con la colaboración de Cosme Larrea y Víctor Gutiérrez y un presupuesto de 12.500 reales, quien construiría una pequeña plazoleta con un asiento de piedra corrido a la vez que colocaría, justo en el centro, una pilastra a la que servía de base una fuente de cuatro caños que, tapados por debajo, hacían la labor de vasos.
El agua vertida caía en cuatro pequeñas arquetas que servían para dejar bebidas a refrescar, siendo rematada por una figura de bronce, que representaba a un moro de nombre Abén-Harr (Hijo de la libertad) sentado a su usanza y con un jarrillo en su mano izquierda, diseñada por el industrial harense Felipe Pérez y realizada en la fundición Goitia y Cía., de Beasain, que el día de su instalación miraría al noroeste hacia una gran mesa de piedra con sus asientos y cabecera que sería encargada por el Ayuntamiento en su inauguración.
En este mismo año de 1878 Casimiro Lucio se encargaría del acondicionamiento del camino que la unía con la Vega, recibiendo 1.694,04 pesetas por los jornales devengados a los dueños de los carros y peones empleados en el acarreo de grava.
En sesión celebrada el lunes 7 de abril de 1890 el señor Ocina informaría del lamentable estado que presentaba la fuente, siendo necesario una urgente restauración. Propuesta que sería apoyada por el Regidor Síndico Francisco Suso, quien añadiría que, sería conveniente, antes de acometer gasto alguno, que una persona experta y competente examinase el problema que presentaba, ya que los arreglos realizados con anterioridad no habían dado el resultado apetecido.
Siendo aprobada una propuesta del Primer Teniente de Alcalde Emilio Fernández Baquero recomendado que, una vez que el Ingeniero de Sección de Obras Públicas de la Provincia encargado de supervisar el ensanche del puente sobre el río Oja-Tirón Alberto Machimbarrena finalizase este cometido, pasase por la fuente para realizar un estudio que diese con la solución a las continuas inundaciones que registraba.
Feria de la Virgen de la Vega de 1890
En 1890, y para revitalizar la Feria de la Virgen de la Vega, el edil Emilio Fernández Baquero, sin tiempo para prepararla y a modo de ensayo, acordaría que el domingo 14 de septiembre se celebrase una excursión popular a Fuente del Moro.
Su buena acogida conllevaría a que volviera a programarse, oficialmente, para celebrarse el lunes 14 de septiembre de 1891, siendo el éxito tan espectacular que el Ayuntamiento convendría que en lo sucesivo fuese el acto que cerrase las fiestas septembrinas, decidiéndose que se celebrase el domingo siguiente a la finalización de la Feria para que pudiesen participar el máximo de jarreros que no habían podido disfrutar de los festejos por motivos laborales. Norma que sería interrumpida en 1915, cuando el edil Segundo Ogueta propondría y conseguiría liberar la fecha de su celebración, siéndolo este año el miércoles día 15.