La democracia como forma de gobierno tiene siempre carencias. Lo avisó hace ya muchos siglos el gran filósofo Aristóteles, lo confirmó con precisión el economista Schumpeter con su crítica a su funcionamiento.
Haro, como el resto de España, se articula políticamente desde los partidos. Siguiendo al ilustre economista, reconocemos que el objetivo de los políticos y de sus partidos es la lucha por el poder, tanto interno -del propio aparato- como externo -ganar las elecciones-. Batallas que se dan simultáneamente, el apunte no es gratuito. La gente inmersa en estas organizaciones pelea con los de dentro tanto como con los de fuera, una vez arriba su vida es únicamente el partido ¿Su prioridad? No salir de ahí.
Volvamos a Haro. La ciudad se ha convertido en los últimos tiempos en una moneda de cambio, un cromo cuyo interés depende de los ánimos de la capital. No se trata de fomentar una disputa absurda contra Logroño, sino de denunciar el despotismo de los políticos riojanos que desprecian sin pudor los intereses legítimos de ciudades como la nuestra que articulan La Rioja tanto como la capital, en muchas ocasiones más. Todos los partidos políticos viven por y para sus intereses económicos, que aquí se reduce a una terrible lucha descarnada por el poder autonómico.
Los políticos que están en los pequeños municipios son gente heroica, noble y con gran vocación de servicio, generosidad que siempre ha de agradecerse con independencia de las siglas. Sin embargo, los jefes de esas máquinas electorales desprecian ese trabajo para jugar su particular lucha por el poder. Fomentan a unos frente a otros sólo si les merece la pena, pelean por los proyectos si la lucha les resulta necesaria para ganar las elecciones.
De nada sirve poner argumentos racionales encima de la mesa ¡Tampoco sirven los económicos! El único criterio que manejan es el de mantener el poder, bien para ellos mismos, bien para su séquito. La idea de dar prioridad al interés común frente al personal no cabe en ningún caso. Son traidores producto de la selección negativa de la especie de los propios partidos… Sólo unos pocos llegan a la cima de semejante despropósito. Unos individuos que de no ser por el partido no tendrían ningún recorrido en el mundo fuera de la política.
“Al final los millones europeos para fomentar el mundo del vino se van a La Rioja baja, difícil de entender”
Este es el contexto en el que el Gobierno riojano (PSOE) ha dejado fuera de los proyectos europeos sobre la gran región del mundo del vino a nada más y nada menos que a la Capital del Rioja, Haro. Sobran las palabras. Acaso destacar que el proyecto jarrero tenía el apoyo de las grandes bodegas con empresas multinacionales involucradas. Al final los millones europeos para fomentar el mundo del vino se van a La Rioja baja, difícil de entender.
Laura Rivado, alcaldesa socialista de Haro, ha denunciado con contundencia la acción de Andreu, su jefa, poniendo de manifiesto lo absurdo y gratuito de la distribución de los fondos europeos… Todos conocemos que Rivado no seguirá en el cargo, pero lo deja con dignidad, defendiendo la posición de su ciudad, levantando la voz contra su propio partido. Una situación excepcional que da cierta esperanza frente al diagnóstico tan pesimista y miserable con la que todos calificamos a los partidos políticos. Si hay algo de honestidad en la política es en los municipios.
Una dignidad, la de la alcaldesa, que contrasta con la posición del Partido Popular de Haro, posiblemente celebrando el desaguisado para recoger cuatro votos de desencantados. Fervientes defensores de la conocida estrategia “¡Cuánto peor para la ciudad, mejor para el PP!”. No han dicho nada, nadie les espera. Suponemos que su objetivo no es la ciudad, es lanzar a Capellán al Gobierno de La Rioja y para ello Haro no es clave.
El panorama político es desolador, organizaciones especializadas en expulsar el talento y aprovechar, cuando no fomentar, la desgracia ajena por un puñado de votos ¿A quién votar en las municipales? Los socialistas atacando a Haro; los populares sin estrategia salvo la mencionada; Podemos, Ciudadanos y PR en descomposición de una naturaleza u otra y Vox aparece y desaparece como el Oja. Tarea difícil la nuestra.
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