En el Asador Aker de Cuzcurrita de Río Tirón están de celebración. Ana Isabel Arnáez, una de sus fundadoras se jubila. Comenzó siendo la camarera, pero con el paso de los años, sus hijos Aritza y Lander ocuparon esa posición y ella pasó a formar parte del equipo de cocina junto a su marido Ángel Burgoa. “Voy a echar de menos los gritos de la cocina y el estrés de un servicio en familia”, reconoce con una sonrisa, después de más de 20 años trabajando en un negocio familiar que ha ido creciendo y cambiando con el paso del tiempo. Hasta de nombre.
Ana nació en Cuzcurrita de Río Tirón un 27 de julio de 1957, hija del Botero, hostal que lleva abierto más de 50 años en la localidad. Se casó con Ángel Burgoa, natural de Basauri, y durante una época vivieron en la localidad vizcaína donde regentaron un bar en el barrio del Calero. A finales de los 80 regresaron al pueblo natal de Ana y en los años 90 llegaron a tener un bar hasta la apertura del Asador Akelarre en 2001. El local tuvo que ser poco después rebautizado como Aker por la denuncia del 3 estrellas Michelin de San Sebastián.
Toda su vida dedicada a la hostelería
De carácter afable, Ana ha trabajado en hostelería toda su vida y aún los que se acerquen hasta al Aker a disfrutar de su cocina podrán seguir viéndola por allí, ya que es su casa. “Vendré a comer todos los días y de paso a vigilar a mis hijos”, bromea. Ahora serán ellos los que se ocuparán del funcionamiento del restaurante. “Mi madre es muy nerviosa y en la cocina perdía muchas veces los papeles, pero lo bueno que tiene trabajar en familia es que todo se queda en la cocina. La vamos a echar de menos, aunque sea sólo oírla”, dice Aritza con una sonrisa.
El restaurante Aker, recientemente recomendado por la Guía Repsol, es un asador tradicional de carnes y pescados a la brasa, y son estos, precisamente, los más recomendables. Lubina, rape, besugo o rodaballo son sus especialidades. Todo ello cocinado a la brasa, sin olvidar platos tan suculentos como un rabo de ternera cocinado también a las brasas o los chuletones con más de 60 días de maduración. De todo ello podrá disfrutar ahora Ana sin las presiones del trabajo en cocina y nosotros también porque Aker es una visita ineludible.