Tras las Vísperas y la Salve Solemne en la Basílica de la Vega, cantada por la Coral Polifónica de Haro, el interés se trasladó al teatro Bretón de los Herreros donde tuvo lugar este jueves el pregón de fiestas, a cargo del médico jarrero José Antonio Oteo.
La locutora de Radio Haro, Isabel Virumbrales, fue la encargada de presentar las reinas y reyes de fiestas que acudieron a los ‘juegos florales’ y también de introducir a un Oteo que se mostró nostálgico, divertido pero también reflexivo. Recordó los trágicos acontecimientos ocurridos en Haro el pasado lunes: “Yo soy también sanitario y, como no puede ser de otra manera, estoy muy consternado y me solidarizo con la familia del compañero fallecido y los heridos”.
Tras ello, Oteo quiso meterse al público jarrero en el bolsillo a la primera: “¿Hay alguien aquí del pueblo de Logroño? Sí, veo a unos cuantos amigos. Pues bienvenidos a todos y muchas gracias. La ciudad de Haro os saluda”. Tras este guiño bromista, Oteo hizo un recorrido vital y recordó anécdotas de su juventud en su querido Haro. “Yo suelo emocionarme y estoy tan agradecido a los jarreros y orgulloso de haber nacido en Haro que… ya verán como tengo que pararme en unas cuantas ocasiones, y eso que no están mis padres Alberto y Feli a los que tanto debo”, agradeció.
“Somos personas generosas y abiertas”, dijo refiriéndose a los jarreros. “Ésta es una de nuestras señales de identidad y, además, como dice la canción, hay que ver qué chavalas tan bonitas hay en Haro. Ojo y diría yo que en toda La Rioja. Y como dirían mis abuelas también: ¡qué chavales!”.
Oteo recordó momentos de su infancia en el teatro Bretón de los Herreros. “Aquí vivían mis tíos Antonio y Puri, y las tiriquillas tenían su ambigú… y que les voy a decir de aquellas representaciones que vi de niño de Vega la Jarrera y tantas otras”.
“Siempre he presumido de ser una persona con suerte”
“Siempre he presumido de ser una persona con suerte. De hecho, a mis padres , se puede decir que les tocó el gordo, ya que nací un 22 de diciembre, día de la lotería, hace ya 62 años y debí pesar como 4 kios”, bromeó Oteo, que resaltó que todos los recuerdos de su infancia, “que la recuerdo como la de un niño feliz tienen que ver con Haro. Vivía en Bodegas Paternina, las antiguas cooperativas, y recuerdo no sólo el amor y cariño de la familia, todos los trabajadores de aquella gran empresa eran mis amigos”.
También recordó que en aquellos tiempos en la bodega le llamaban Pepe, y “aunque ni mi familia ni amigos me llaman así, aún de vez en cuando alguien me saluda así por la calle y digo, mira, un amigo de la infancia”.
“Mi hermano Alberto era mayor que yo y, aunque era un poco seta, me cuidaba y me protegía. Más tarde vino el pequeño, Fernando, que aunque presume como todos nosotros de ser de Haro, yo creo que es de Benidorm”, bromeó el médico jarrero, que se acordó también de su perro Clave, que le iba a buscar al colegio, y de sus amigos de Primaria con los que los fines de semana sigue “compartiendo y discutiendo como si no hubiéramos crecido”. “Sé que están por ahí haciendo risas y, supongo que también un poco acongojados por no decir otra palabra, por si cuento alguna anécdota. Bueno, alguno fumaba hasta puros con 8 año y mejor me calló”, soltó entre risas del público.
Recordó Oteo también con cariño que en los tiempos de instituto estaban “más interesados” por el colegio que llamaban ‘las Vergaras’, y “más que por el colegio por el contenido, por las internas y por las que acabaron siendo nuestras grandes amigas y en mi caso, unos años más tarde, una de ellas, mi esposa”.
Entre risas también recordó que cuando llegaban las fiestas, “todos los años tenía un poco de bronca con mis padres, que no me dejaron ir a la Batalla del Vino hasta los 13-14 años”. “Yo era de la Peña Los Botas, quizás un poco ‘pijines’, comparados con otras peñas, pero era lo que había”, rememoró. “Hacíamos muchas travesuras, pero con respeto y, además, siempre tenían la culpa los demás”.
La Jira, “uno de los días más esperados del año”
De las fiestas de la Vega resaltó que “siempre han sido, por lo menos, cuando éramos chavales, más serias”, pero recordó la Jira a Fuente del Moro, con las charangas, las cuadrillas y “esa vuelta con las antorchas, cantando ‘ese animal de la loles’ hacían que fuera uno de los días más esperados del año”.
También quiso resaltar la labor de su bisabuelo, Revuelta, que tenía una fábrica de abonos junto a Fuente del Moro y que desde hacía casi 200 años “mi familia se ha encargado de adornar al moro con collares y guirnaldas”. Ahora, asegura Oteo, “me honro de haber tomado el testigo desde hace unos cuantos años, ahora que mi tío Antonio ya no puede hacerlo”.
Ahora siendo un reputado médico, Oteo recordó sus tiempos de rock and roll y sus escarceos musicales en el grupo ‘The Stream’. “Aunque yo a veces digo que lo mío era el rock and roll, ni mis padres ni el público así lo estimaron”, bromeó.
“Estamos perdiéndonos muy buenos médicos”
Pero durante el pregón también hubo tiempo para la reflexión. “Estamos perdiéndonos muy buenos médicos, y estamos faltos de ellos. Para ser médico no sólo hacen falta conocimientos, hace falta una actitud ante el paciente y humanismo. La tecnificación de la medicina, aunque muy importante, hace que los médicos estemos perdiendo ese toque humanístico, que personalmente echo y que creo que también echan en falta”, explicó y resaltó el compromiso del Gobierno de Gonzalo Capellán de instaurar el Grado de Medicina en La Rioja, y “yo soy uno de los soldados que va a luchar para que esto sea una realidad”, prometió Oteo.
Cuando terminó su licenciatura de Medicina, Oteo marchó a la mili y lo destinaron a la Brigada Paracaidista. En ese momento de su relato, decidió no contar más. “Me voy a saltar las anécdotas y las historias de la mili”, dijo, pero estando allí, aprobó el examen del MIR y comenzó a formarse como especialista en Medicina Interna en el Hospital Virgen del Camino de Pamplona. Mientras hacía el MIR se casó con Ana, “la nieta de Vicente, el de la familia de Aguirre. Jarrera, Nació en la casa del Gallo. Por supuest, nos casamos en la basílica de la Vega y hemos tenido dos hijas, María Vega y Carmen, que han colmado mi felicidad”, destacó.
En ese sentido recordó que el DNI de sus hijas pone que “han nacido en Haro”, y recordó que “el impulso y la gestión para que en nuestro DNI siga apareciendo que hemos nacido en localidades en las que tenemos arraigo y que no somos todos de la capital o de la ubicación del hospital en el que nos alumbraron se debe a la iniciativa de un gran alcalde jarrero, Patricio Capellán y al proyecto defendido ante las Cortes de un diputado y también alcalde de un pueblo de la comarca, Neftalí Isasi”, destacó.
Por su trabajo, Oteo ha conocido más de 30 países de cuatro continentes, algo que le ha permitido llevar el nombre de Haro y de La Rioja “por todo el mundo y proyectar nuestra tierra. No podéis imaginar el orgullo y alegrí que da ver el nombre de Haro y de nuestros vinos por todo el mundo”, resaltó.
“¿Qué puedo hacer yo por Haro?”
“El cariño y admiración que siento por Haro, vosotros me lo habéis devuelto con creces”, destacó. “Cuando vengo los fines de semana o cuanto vivo aquí en verano ólo recibo muestas de cariño. En 2003, Radio Haro y el Ayuntamiento me dieron el Premio Jarrerismo el día de San Felices, y no se puede pedir más”, recordó Oteo, que también rememoró los tiempos de pandemia, una “prueba de fuego para la sociedad y para un profesional dedicado a las enfermedades infecciosas. Todos hemos sufrido mucho. Estuvimos en el epicentro, pero hemos aguantado y algo hemos aprendido”.
En la recta final de su pregón, Oteo aseguró que los jarreros, su comarca, La Rioja, “no pueden dormirse en los laureles”. “Debemos crear y no dejar pasar oportunidades”, aseguró. “Ahora tenemos un gran reto y el compromiso con nuestros hijos para que Haro siga estando en el mapa y siga dándonos satisfacciones. Esto es tarea de todos”, indicó. “Debemos ser ambiciosos y entre todos construir ese Haro del futuro”, dijo y recordó después una frase de JFK: “No pienses que puede hacer tu país por ti. Piensa que debes hacer tú por tu país y esto es lo que tenemos que preguntarnos: ¿Qué puedo hacer yo por Haro?”.
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