La Cofradía de Nuestra Señora de la Vega de Haro ha celebrado este jueves una misa de acción de gracias y celebración con motivo de la conclusión de los trabajos de restauración del solado de madera de la basílica.
La misa, oficiada por el obispo Santos Montoya, ha contado con la participación de la Coral Polifónica de Haro y a ella han acudido, entre otros, el mayordomo de la cofradía, Santiago Martínez, el consejero de Cultura del Gobierno riojano, José Luis Pérez Pastor, el director de Cultura, Roberto Iturriaga y la alcaldesa de Haro, Guadalupe Fernández.
Apoyo del Gobierno riojano y del Ayuntamiento
El solado luce en todo su esplendor desde Navidad gracias a una inversión de unos 25.000 euros, que ha contado con el apoyo del Gobierno regional y del Ayuntamiento. La ayuda del Ejecutivo riojano se enmarca en las subvenciones a entidades locales para la restauración de ermitas, iglesias, retablos y demás elementos singulares, como ha destacado el consejero Pérez Pastor antes de la celebración de la misa. “Los templos siempre tienen donde avanzar y actuar y la orden de ermitas es una herramienta extraordinaria para establecer vínculos de colaboración entre los ayuntamientos que lo solicitan y el Gobierno y este año vuelve a salir”, ha explicado Pérez Pastor.
Desde el Ayuntamiento, su alcaldesa Guadalupe Fernández también ha querido valorar los trabajos de restauración: “Es un placer colaborar en cualquier iniciativa que sea restaurar y mejorar cualquier patrimonio de nuestro municipio y de la mano del Gobierno riojano se trabaja mucho mejor y las cofradías saben que tienen todo el apoyo del Ejecutivo en ese mantenimiento y restauración como es el ejemplo de esta basílica”.
La actuación en la basílica no ha supuesto una retirada del entarimado que ya existía, sino que ha sido una actuación sobre el mismo. Los trabajos han consistido en la sustitución de la tarima rota y se ha acuchillado el resto del solado original para dejarlo en perfectas condiciones.
El entarimado original había sido colocado a finales de los años 30 y, con el paso del tiempo, se fue deteriorando. El peso de los bancos y de los fieles hizo que la madera se debilitara, con el peligro de que pudiera quebrarse con el paso del tiempo.
