Poco más de un siglo había pasado desde su traslado cuando el viernes 21 de julio de 1972, en la sesión presidida por el alcalde accidental Luis Viela Rubio, se informaría de “que al haberse iniciado las obras de desvío de la carretera nacional 232 y afectar a Iturrimurri, y en el deseo de no perder las aguas o desaparición de la fuente, se había contactado con el representante de la empresa Vías y Estructuras SA Y vistas las propuestas de la misma se delegó en la Comisión de Fomento y Sanidad para que ampliase el informe y aclarase algunos puntos, y que se expusiese en la Comisión permanente a la que se facultó para adoptar la resolución pertinente”.
Desgraciadamente, tampoco en esta ocasión, al igual que en 1861, se alzaría voz alguna en favor del indulto y conservación de la fuente.
El viernes 17 de noviembre de 1972 se pondría en conocimiento de los ediles un informe que el Ayuntamiento había solicitado al Doctor Ingeniero Agrónomo de Zaragoza Antonio Esteban Fernández. Estudio que reflejaría la posibilidad de efectuar una nueva captación para la fuente y el plano correspondiente, que finalmente serían aprobados, dejando a elección de los ediles que, de los perfiles que proponía, eligieran el que considerasen reuniera mayores garantías de caudal, a cuyo efecto se mantendrían contactos con los ingenieros de Obras Públicas de Zaragoza encargados de la inspección de las obras de la travesía.
Nueva fuente de 1974
La nueva fuente quedaría finalizada en 1974, pero, para sorpresa y desgracia de los harenses, esta instalación carecía del encanto y buen gusto del anterior diseño, al ser zafia y encontrarse semienterrada. Los caños se colocaron muy por debajo de su ubicación anterior formando una pequeña hoya que recoge todas las inmundicias que algunos incívicos visitantes abandonan sin pudor. A su izquierda se levantan unas toscas vigas que soportan parte del peso de la carretera, careciendo de interés el paso del ferrocarril al haber quedado encajonado y casi oculto.
Se puede asegurar que no se esforzaron en dejar un paraje agradable, pero también hay que asignar el mayor grado de culpabilidad a los responsables municipales que lo consintieron y a los jarreros que no quisieron ver lo que se avecinaba. Y es que hoy, Iturrimurri, es un lugar sucio y casi olvidado por todo el vecindario, al mismo tiempo que sus aguas han perdido, por culpa de las filtraciones de los compuestos de los abonos utilizados en el campo, las cualidades que las hicieron famosas y deseadas.
Mientras tanto parte del frontispicio de la antigua fuente diseñada por Ernest Lloyd descansa bajo tierra, al final de un túnel cercano a los 40 metros de longitud, mostrando únicamente un oxidado caño, intacto, que en su tiempo serviría de vaso a sus visitantes.
Finalizando el año 2022 la Brigada de Obras dirigida por Jesús Sampedro ejecutaría labores de desbroce de matas, brotes de árboles malnacidos y malas hierbas. Retirada de la tierra que cubrían los bancos y cuneta. Limpieza de taludes, sujeción del muro de la antigua pasarela que cruzaba la vía férrea camino del Ebro. Acondicionamiento del talud del acceso a la fuente con piedra de sillería. Cubrir el canal de desagüe de aguas pluviales con losetas. Así como pintar la fuente y todo su entorno.
Trabajo que ha servido para atenuar el lastimoso aspecto que mostraba, pero, lógicamente, no para mejorar su negligente diseño.