Aunque ahora ya se bebe en todas las épocas del año, cuando llega la Semana Santa muchas familias y grupos de amigos tienen la tradición de reunirse y hacer zurra. De hecho, cada pueblo y cada familia tiene su propia receta de zurracapote, por lo que es posible encontrar diferentes versiones de la bebida en toda La Rioja. Algunos añaden frutas como melocotones, manzanas o incluso peras, mientras que otros prefieren utilizar únicamente naranjas y limones. La canela y el azúcar son ingredientes esenciales en todas las recetas, aunque la cantidad varía según el gusto de cada uno.
En Briones, la familia Baza lleva haciendo zurracapote desde que desembarcó en La Rioja hace más de 40 años. “Al principio, como teníamos aquí una casa, veníamos en vacaciones y los fines de semana con nuestros dos hijos adolescentes y luego ya por circunstancias de la vida nos quedamos a vivir aquí”, cuenta Begoña. “Y como teníamos un merendero perfecto para reunirnos, empezamos a hacer zurra, por probar, y parece que salió muy bien porque a raíz de aquello, vecinos, amigos y familiares nos piden todos los años”, añade Enrique, su marido, que recuerda que unos días antes de Semana Santa, la Cofradía la Santa Vera Cruz “pide un donativo de tres euros a los vecinos para preparar el zurra que se va a ofrecer durante estos días en un chamizo que habilitan”. “Y también se puede disfrutar de este zurra en Viernes Santo en el Calvario, acompañado de queso fresco”, rememora Begoña.
“No ha acabado la Semana Santa y hay que hacer más”
Suelen ponerse a la faena dos semanas antes de Semana Santa, para que el zurra esté perfecto para esos días, pero muy a menudo sucede que las botellas vuelan mucho antes. “Nunca llega. Da igual que hagas 20 que 30 botellas. Nunca llegan, y para cuando llega Semana Santa hay que hacer más y cuando acaba un poco más. Que si la prima, que si la vecina, que si la amiga… No ha acabado la Semana Santa y hay que hacer más”, bromea Enrique mientras vierte vino en un barreño. A su lado, Begoña, ya ha comenzado a cortar limones y naranjas para añadir después a la pócima mágica, que hace las delicias de muchos turistas que la conocen por primera vez cuando visitan La Rioja.



“Nosotros no le echamos nada más. Vino, naranjas, limones, azúcar y canela, todo al gusto, porque cada receta es muy personal”, comenta Begoña. Primero el vino, luego los trozos de naranja y limón, la canela y el azúcar, y a remover con ganas. Eso nunca debe faltar. “Cuando están todos los ingredientes, tapamos el barreño con hojas de periódico y lo dejaremos reposar unos 5 o 6 días”. Eso sí. Sin olvidar el meneo. “Hay que dar vueltas a la mezcla para que coja el sabor de todo e ir probando. ¿Que sabe poco dulce? Pues le echamos otro poco de azúcar, y así hasta encontrar el punto que queramos”, explica Begoña. “Como nosotros hacemos la vida en el merendero, cada vez que vemos el barreño le pegamos unas cuantas vueltas”, añade Enrique, y se ríe recordando una anécdota: “Hace años nos pasamos haciendo zurra y guardamos las botellas tumbadas en el botellero. Cual fue nuestra sorpresa que a la mañana siguiente cuando nos levantamos, el zurra había fermentado, los corchos habían salido volando y el merendero parecía la Batalla del Vino”.


El zurra, un atractivo más para los turistas
Cuando el asunto macera, la familia Baza acaba llenando unas 20-30 botellas, a repartir entre amigos y familiares. Cantidad ínfima, pero representativa de una tradición muy arraigada, no sólo en La Rioja. Ni comparar, claro está, a lo que se puede beber en un bar en esta época del año, y dicen que el zurra de El Pasadizo, en la Herradura de Haro, es de los mejores de la localidad, y encima tienes para elegir: porque puedes pedir de vino tinto, clarete o blanco. “Lo que más vendemos es el zurra de tinto y blanco. El blanco gusta más al público femenino y a la gente más joven y solemos vender en total unas dos o tres cajas a la semana”, explica Jaime Álvarez, su responsable, que reconoce que en Semana Santa es cuando más se pide zurra. “Venderemos la mitad del total de zurra que hacemos al año. Mucha gente que llega de fuera y no conoce esta bebida se queda encantada con su sabor y compra alguna botella para llevarse a su lugar de procedencia como recuerdo de su visita”.

Sobre el secreto de hacer un buen zurra, Jaime dice que “tampoco tiene mucho. Vino, limones, naranjas, canela y azúcar, mucho cariño, nada de prisas y buenos productos. Las cantidades van al gusto, pero lo importante es no pasarte ni quedarte corto”, detalla.
“Lo mejor es que el zurra lo haga solo una persona”
El que seguro que no se pasa ni se queda corto es Jesús Luzuriaga, de la Peña Cachondeo de Haro, que lleva haciendo zurra para Semana Santa desde los años 90. Para ello sigue a rajatabla una receta que tenía su padre con más de 60 años de historia. “A la pócima no le echo más que vino, canela, azúcar, naranjas y limón. Lo dejo macerando unos 15 días y lo pego vueltas todos los días. A los diez días o así retiro la fruta y ya probamos a ver si hay que echarle más vino o más azúcar. Uno puede decir que está más dulce, otro que menos dulce, pero al final cada cual le da su punto particular. Lo mejor es que el zurra lo haga solo una persona”, explica Jesús.

Para esta Semana Santa, ‘Panoramix’, como le llaman de broma sus amigos, ha preparado unos 150 litros de esta rica pócima para ofrecer en el chamizo de la peña, en la calle Padre Risco, el jueves 6 y el viernes 7 de abril, de 19:00 a 23:00 horas. Zurra y aceitunas por un euro, y la posibilidad incluso de degustar rosquillas para acompañar el brebaje. Beban con moderación, que toñarse con el zurra es cosa fácil. ¡Hip, hip, zurra!