La basílica de la Vega en Haro ha sido esta tarde escenario de una emotiva ceremonia que año tras año reúne a decenas de familias. Como ya es tradición, varios cochecitos de niños han ocupado las naves del templo, mientras padres, madres, abuelos, hermanos y padrinos llenaban las bancas. La algarabía y el murmullo han sido inevitables en un ambiento de alegría, pero también de recogimiento. A la entrada, se han repartido pequeñas velas para cada uno de los niños y niñas que iban a ser presentados en este acto de fe y devoción a la patrona de Haro, la Virgen de la Vega.
La ceremonia, sencilla, pero significativa, ha comenzado con unas palabras de acogida y bienvenida a cargo del abad de la Cofradía de Nuestra Señora de la Vega. Posteriormente, se ha dado lectura al evangelio del día, que trata sobre la presentación del Niño Jesús en el templo. Tras recordar el simbolismo de las candelas como representación de Cristo, “luz de las naciones y de todas las almas”, se ha pedido a los asistentes que encendieran sus velas durante unos minutos, creando así un ambiente de luz y espiritualidad. La celebración ha continuado con nuevas lecturas y oraciones, reforzando así el sentido de este encuentro.
Al concluir la parte religiosa, ha dado comienzo el momento más esperado por las familias. De manera ordenada, padres, abuelos y otros familiares han subido poco a poco con sus hijos hasta el camarín de la Virgen de la Vega. Allí, los sacerdotes han acercado a cada niño al manto de la Santísima Madre, pidiendo la bendición de la Patrona para cada uno de ellos. Este instante, lleno de emoción, ha sido inmortalizado con numerosas fotografías que quedarán como recuerdo imborrable de esta jornada.
Tras descender del camarín, las familias se han dirigido a la sacristía. Allí, los miembros de la cofradía les han entregado una lámina certificando la celebración de esta ceremonia. El documento reproduce un antiguo grabado sobre cobre del siglo XVIII con la imagen de la Virgen de la Vega y nombra a los niños y niñas como “aspirantes” a cofrades. En total, 40 pequeños (15 niños y 25 niñas, cuatro de ellas con el nombre de Vega) han pasado por el manto de la patrona.
Desde hace algunos años, esta tradición ha sido abrazada también por otros niños y adultos que, en su momento, no tuvieron la oportunidad de pasar por el manto de la Virgen, Así, cada edición de sta ceremonia se convierte en una ocasión especial para reafirmar la fe y la devoción a Nuestra Señora de la Vega, fortaleciendo la unión de la comunidad en torno a su patrona.
Un poco de historia
La ceremonia de presentación de los niños, tal como la conocemos hoy en día, es relativamente reciente (década de 1970), si bien, es la consecuencia de una larga tradición que se remonta mucho más atrás en el tiempo.
No hay certeza de su origen, pero tiene que ver con la gran devoción a la Virgen de la Vega y con la necesidad y petición de protección a la Patrona, en una época de elevada mortalidad infantil durante los primeros meses de vida. Por lo tanto, la visita a la Basílica y la presentación de los niños ante la imagen de Virgen de la Vega, pidiendo protección y amparo para el recién nacido, era una costumbre muy arraigada en Haro.


Durante la capellanía de José Monroy Zunzunegui (1918-1963), en la Basílica de la Vega (además el capellán vivía en el edificio anejo al templo), solía acoger con mucho cariño a las familias que se acercaban hasta el templo y le solicitaban la presentación ante la Imagen de la Virgen de la Vega en su Camarín, así se consolidó y arraigó la tradición del “paso por el manto”.
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Y será con la llegada del nuevo capellán a la Basílica de la Vega, Rafael Mínguez, cuando la ceremonia que hoy conocemos vaya tomando su forma definitiva. El nuevo capellán y la cofradía consideraron oportuno centralizar en un día esta costumbre de “pasar por el manto” de la Virgen de la Vega. Así se determinó que sería en la festividad religiosa del dos de febrero, es decir, el día que el calendario litúrgico celebra la fiesta de la “Candelaria” o de la Presentación del Niño Jesús en el Templo de Jerusalén (Lc 2;22-39) y la purificación de la Virgen María después del parto, cumpliendo con la prescripción de la Ley del Antiguo Testamento.


En una referencia recogida por la prensa local en 1976, el párroco de Haro José Luis Olarte, pedía a las familias que acudieran a la Basílica con una vela para realizar esta ceremonia. Otra referencia señala como en 1980 y a causa de una importante nevada en estas fechas, la cofradía dispuso un servicio de autobús desde la plaza de la Paz hasta la Basílica para facilitar al máximo la asistencia de familias y niños y evitar peligros.
Desde entonces, la cofradía ha venido organizando, año tras año, esta celebración que acoge en la Basílica a varias decenas de niños y a sus familias para realizar la tradicional presentación ante la imagen de la Virgen de la Vega y subir al Camarín para ser “pasados por el manto” de la Patrona de Haro.