La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) ha emitido un comunicado advirtiendo sobre un cambio significativo en las condiciones meteorológicas a partir del próximo martes. Una masa de aire frío procedente del norte de Europa se desplazará hacia el suroeste, afectando a la Península y Baleares. Este fenómeno provocará un “descenso generalizado de las temperaturas” y podría derivar en la formación de una DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) o una borrasca fría en el entorno del Mediterráneo o el sur peninsular entre el miércoles 13 y el sábado 16.
Según la AEMET, “es probable que el aumento de la inestabilidad vaya acompañado de un flujo húmedo mediterráneo del este”, lo que podría generar precipitaciones fuertes y persistentes. Las zonas más afectadas serían Baleares y la vertiente mediterránea, aunque tampoco se descartan lluvias en el Cantábrico y el centro peninsular. En las áreas montañosas, estas precipitaciones podrían ser en forma de nieve.
Lluvias intensas y persistentes
El escenario más probable apunta a que las precipitaciones comenzarán el martes, inicialmente en el sur de Baleares, especialmente en las Pitiusas, extendiéndose a otros puntos del litoral mediterráneo. “A partir del miércoles, es probable que las lluvias se generalicen en buena parte de la Península”, con acumulaciones significativas en el norte de la Comunidad Valenciana, Cataluña y, en menor medida, el litoral andaluz mediterráneo. La AEMET advierte que en estas áreas “podrían acumularse entre 80 y 100 mm, llegando localmente a superar los 200 mm”.
Asimismo, se señala la posibilidad de precipitaciones fuertes en Murcia, el Cantábrico y el centro peninsular. Las cotas de nieve, inicialmente bajas, irán ascendiendo a medida que avance el episodio.
A pesar de las previsiones, la AEMET subraya que existe “una amplia incertidumbre respecto a la posición de la baja y, por tanto, de la distribución y cantidad de las precipitaciones”. A partir del sábado 16, se espera que las lluvias comiencen a perder intensidad en el área mediterránea y se desplacen hacia la vertiente atlántica, aunque la evolución del fenómeno sigue siendo incierta.