- Factores de calidad del vino de Rioja: el clima (III)
- Factores de calidad del vino de Rioja: el suelo (II)
El día 1 de junio de 1987 recibimos en San Millán la Medalla de Oro de La Rioja. Fue un gran honor para nosotros. Y en el discurso de presentación se dijo que “habíamos puesto en orden los factores de calidad de nuestro vino”. Por tal razón nos consideramos expertos en la materia.
Ante un horizonte de liberalizaciones, queremos ahora revisar lo permanente y lo variable a la altura del año 2023 y los puntos débiles ante esa liberalización. Que hay necesidad de hacerla lo avalan dos anécdotas, acaso sangrantes.
Cuando el 1973 publicamos nuestro mapa de suelos de la Denominación de Origen Rioja, alguien del sector bodeguero adujo que podría variar los precios de la uva, Y posteriormente, posiblemente en 1995, comenté con presidentes de cooperativas mi anhelo de que la familia vitícola riojana pudiera subsistir con cuatro hectáreas de viña. Entonces se me dijo que esa posibilidad se había perdido ya.
A pesar de nuestro empeño se habla sin tregua de ‘terroir’ desconociendo el subsuelo y se piensa que el suelo es capaz de mantener la calidad a cualquier rendimiento. Y, lo repetimos cuando llevábamos a los viticultores riojanos a Burdeos, existían voluntades de llevarlos a Argentina.
¿Cómo nos ven? El profesor Huetz de Lemps, de la Universidad de Burdeos, opina que La Rioja es una región privilegiada para la viticultura sobre la que se ha aplicado una actuación inteligente. Y además, en los cursos Rioja, recibimos la impresión de otro catedrático francés que, valorando nuestra actitud, se preguntaba por nuestra crítica ante la productividad de la viña, y lo razonábamos como fruto de observación y de experimentación.
“La fuerza del vino en Haro no reside ni en los franceses ni en el ferrocarril. Está en sus raíces”
Si somos zona de calidad no resulta lógico que el precio de la uva lo ponga el volumen de la cosecha, en vez de ponerlo el criterio de concentración de los parámetros de calidad. Y, en base a estos criterios de calidad en la uva, debemos someter periódicamente a crítica el manejo de los factores de calidad.
No basta con considerar constantes los factores clásicos de la calidad (suelo, clima y viníferas); es preciso además integrar en esa visión dos componentes nuevos. Uno es el problema ecológico y el otro el turismo vitivinícola. El ecológico nos impone unos condicionantes y el turismo transformará a los visitantes en inspectores.
Mientras escribo estas notas tengo a mano el cuaderno de campo de mis experiencias en la viña de El Mazo del mítico año 1964. Allí, de golpe, vi cosas evidentes, como las diferencias enzimáticas de las variedades, la circulación del potasio en el agostado, las levaduras como factor madurativo y, sobre todo, que cuando en tempranillo se supera el rendimiento de 6.000 kilos por hectárea ya no hay expertos que reconozcan por cata ni la variedad, ni la zona, ni la añada.
Para servir a la causa del vino de Rioja no son imprescindibles ni instituciones, ni bibliotecas, ni centros de poder. Basta el pensamiento libre y crítico desde el simple consumidor.
Estas notas nuestras llevan esta intención. Cuando, allá por 1892, se fundó la Estación Enológica de Haro, se crearon otras cinco (Reus, Alcázar de San Juan, Toro, Requena y Madrid). Siete años después reconocía el ministerio que tan sólo la de Haro había funcionado bien. Y, muy importante, la orden de creación establecía como objetivos “hacer vinos y mezclas para atender a la demanda extranjera”. Pero Haro además incidió en las raíces locales de la calidad y no se detuvo en mezclas ni en ‘coupages’.
La fuerza del vino en Haro no reside ni en los franceses ni en el ferrocarril. Está en sus raíces, a las que hay que añadir ciencia y ética comercial. Un gran ejemplo compacto lo es el Barrio de la Estación donde las bodegas están edificadas sobre el mejor suelo de viña.