Un nuevo curso académico finalizado y el tema de la educación en España vuelve a ser objeto de debate. ¿Está la educación, tal y como la conocemos, en peligro? Estamos viendo como la derecha más radical está haciendo propaganda y campaña encaminada hacia una educación “tradicional” donde no hay lugar para la conciencia social, la inclusión o la igualdad.
Una visión que podemos calificar como errónea e incluso peligrosa. Peligrosa porque pone en juego derechos adquiridos o la oportunidad de ofrecer a nuestros más pequeños la capacidad de crear su propia visión sobre las cosas a través de un pensamiento y una conciencia crítica.
Tanto la derecha como la ultraderecha no quieren que en los colegios se forme a individuos reflexivos, con criterio y que se preguntan o cuestionan el porqué de las cosas que les rodean, ya que lo consideran un riesgo.
“Una educación que enseñe a pensar y reflexionar”
En los colegios e institutos no solo se aprende a leer, escribir, sumar o multiplicar. Se aprenden valores, valores que nos hacen ser mejores personas, mejores ciudadanos, más empáticos, se nos enseña a razonar y sobre todo, a convivir. Todo ello se consigue de manera transversal, es decir, no se trabaja directamente en asignaturas establecidas en el currículo educativo, si no de forma indirecta en cada una estas áreas. Desde su argumentario más arcaico y conservador, defienden el hecho de minimizar la diversidad afectivo–sexual (siendo defensores de las terapias de conversión sexual) o la igualdad de género. En las últimas semanas, hemos vivido altercados de violencia en nuestra propia Comunidad Autónoma relacionados con estos temas. No podemos dejar que esto siga pasando o, incluso, que se agrave.
Como sociedad progresista y que avanzamos hacia el futuro, tenemos la obligación moral de apoyar y favorecer la creación políticas educativas que garanticen una educación que nos enseñe a pensar y a reflexionar y no únicamente a obedecer y a seguir un único patrón.