Bodegas López de Heredia acogió, con gran éxito de público, la presentación de la sexta edición de ‘Temas Jarreros’, obra del investigador jarrero Fernando de la Fuente. María José López de Heredia, Isidro Aguillo y el concejal de Cultura, Leopoldo Garcia, ejercieron como anfitriones en un acto al que acudieron más de 150 invitados.
Esta sexta edición gira en torno la historia de la enseñanza en la ciudad jarrera, desde el siglo XIX hasta parte del siglo XX. Se trata de un recorrido fiel a través de 670 páginas y 380 documentos, archivos y fotografías de la época.
En este sentido, López de Heredia quiso destacar el trabajo de investigación de Fernando de la Fuente e hizo hincapié en la necesidad de seguir enriqueciendo la educación como uno de los pilares básicos de la sociedad. También señaló que gracias a los trabajos publicados por De la Fuente se ha dado cuenta de que “Haro era más bonito antes que ahora. Creo que hay que aprovechar el trabajo de Fernando para contribuir en embellecer la ciudad y recuperar parajes, parques y lugares que en estos libros salen más bonitos”.
Por su parte, Leopoldo García, en representación del Ayuntamiento de Haro, quiso poner en valor el trabajo desinteresado de Fernando de la Fuente. “Lo que hace lo hace porque le gusta. Sube al archivo, baja del archivo, vuelve a subir… Todo lo hace de manera desinteresada, no cobra por todo este trabajo, lo hace gratis y luego lo cede a la ciudad que tanto quiere”, destacó García, que también avanzó la intención del Consistorio de digitalizar los libros ya publicados por De la Fuente “y los que vengan después”.
“Fernando es un contador magnífico de historias, historias muy cercanas”
Después fue el turno de Isidro Aguillo, científico jarrero del CSIC, y amigo personal de Fernando. Por eso fue el primero en leer el sexto volumen de ‘Temas Jarreros’. “Primero lo leí para sacarle fallos y luego ya lo disfruté enormemente, porque Fernando es un contador magnífico de historias, encima de historias muy cercanas”, señaló Aguillo, que confesó después un deseo en voz alta, que no es otro que “hagamos todo lo posible por que los hijos pródigos vuelvan a casa, a su Haro natal, aunque sea por lo menos de visita”. Y es que para Aguillo, la gran labor de Fernando de la Fuente está en cómo reconoce a la gente local que ha hecho cosas importantes por la ciudad a lo largo de la historia. “Leyendo a Fernando todo esto se vuelve vívido, y sus historias me traen de vuelta a mi gran Haro”.

La anécdota del acto llegó poco después cuando la hermana de Fernando de la Fuente dijo que “a veces no se le ha reconocido el trabajo que hace”. Su hermano Fernando, con el singular humor que le caracteriza, quiso contradecir el comentario a su manera: “No es verdad, hermana, al menos dos personas me dieron la enhorabuena cuando terminé este libro”.

“Para mí es un placer y no un trabajo”, destacó De la Fuente. “Todo lo que he hecho y he plasmado en estos libros es verdad, lo he sacado de las actas del Ayuntamiento, del IER, del archivo de La Rioja… A pesar de ello habrá gente que dirá ‘voy a ver si le pillo en algo’. Pues le estoy esperando”, dijo con una media sonrisa en la boca, antes de pedir a los medios que destaquen la labor que muchos jarreros y jarreras hacen fuera de su tierra. “Tenemos jarreros que son muy célebres en su trabajo y que no están siendo reconocidos. Tenemos que hacer un esfuerzo por contar también sus historias”.
Para Fernando de la Fuente “la cultura es de todos, pero hay que decir la verdad. No hay que inventarse historias como han hecho en otras comunidades y de las que prefiero no hablar”. Porque precisamente ésa es la mayor preocupación de De la Fuente y su mayor aspiración: contar la verdad, a través de todo lo que se plasmó en su día. “Escribo para buscar la verdad y para echar abajo las leyendas que se han inventado”.
Tras la amena presentación, los invitados disfrutaron en la terraza de la bodega de un cocktail ofrecido por López de Heredia-Viña Tondonia y servico por el Restaurante Nublo compuesto por jamón, cogollo césar, croquetas, mollete de rabo de toro, tartar de solomillo y ventresca, carabinero y mahonesa de cítricos y tarta de queso. Todo acompañado por agua y un Viña Tondonia Tinto Reserva 2010.
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