El Haro vuelve a atascarse ante el tesón de los humildes. Ya le pasó ante el Cenicero en el final de la primera vuelta y lo ha vuelto a hacer este sábado ente el Rapid de Murillo que encarba el partido con lo justo, al arrastrar la baja de hasta cinco jugadores contagiados por coronavirus y no contar con entrenador en el banquillo, tras la destitución de David Blázquez.
Así las cosas, como relevo y junto a José Varea, el hombre que ocupa de forma provisional su plaza, sólo había dos recambios. Uno de ellos el segundo guardameta que vestía, por si era necesario, como jugador de campo.
En tan complicadas circunstancias, el equipo local optó por dosificar sus fuerzas y, sobre todo, por pertrecharse atrás para salir a la contra en busca de un milagro que llegó a balón parado para premiar su entrega con un punto.
Resistencia del Rapid
En estas, el cuadro blanquinegro se topó, en consecuencia, con un rival que puso a prueba su capacidad de acierto ante el marco contrario, defendido a las bravas y con notable acierto por Julián Rodríguez.
Con tanto condicionante de por medio parecía que el partido se iba a resover por desgaste en el peor de los casos, e Iban Díaz de Guereñu decidió por ello dar entrada a jugadores menos habituales en el once inicial. Entre otros los canteranos Leandro y Gonzalo Andrés, que respondieron a la confianza del técnico blanquinegro, sin que la rotación sirviese en todo caso para sumar un triunfo, como se podría esperar.
El primer tiempo, a pesar de concluir con equilibrio en el marcador de El Rozo, parecía responder a ese pronóstico. El Haro saltó al campo decidido a imponer el ritmo y a dominar a los locales, y lo consiguió de principio a fin, presentándose en más ocasiones y con más claridad al balcón del marco murillense, sin conseguir en todo caso el que el Rapid renunciase a la campanada y se desplegase con pocos efectivos, en contadas ocasiones pero con peligro al marco defendido otra vez por Javi Ríos.
El Rapid, obligado a revisar su planteamiento, basado en las salidas por ambas bandas, porque el cuadro de casa defendía en línea y muy adelantando, cazando a los blanquinegros en fuera de juego una y otra vez en el primer cuarto de hora.
Y fue a partir de entonces, cuando midieron sus salidas sobre la espalda del contrario, cuando comenzaron a rozar el pleno. En el minuto 14 con un centro de Ander Franco sobre la posición de Álvaro Marcos, que dio continuidad a la jugada con un disparo raso que salió rozando el palo. En el 23 con un remate de cabeza del delantero canterano que salió ligeramente desviado. Y en el 26 con una arrancada de Ander que hizo salir al meta para cruzar el cuero, topándose con Julián Rodríguez.
Para entonces, el Rapid se había dejado notar con un pase de Khalid Abi sobre Marín que fue despejado a córner por la retaguardia riojalteña en el 21 y una arrancada de Escobedo que concluyó con un disparo un tanto elevado desde la frontal en el 34.
Esta última acción presagió la bofetada de los blanquinegros, una vez más gracias a la presencia de Álvaro Marcos en el corazón del área para recibir el balón libre de marca, controlarlo a placer y trazar un envío raso que se coló en las redes dando ventaja al cuadro jarrero.
Un golpe en la mesa de no haber servido Samu, al filo del descanso, una falta que Escobedo aprovechó para la restablecer el equilibrio en la contienda, premiando esa sorprendente fase de sacrificio y lucha de sus compañeros en posiciones de retaguardia.
No parecía preocupante. No teniendo en cuenta el enorme desgaste realizado por los locales y el escaso oxígeno que guardaba en el banquillo para la segunda parte.
Falta de puntería
Cierto es que el conjunto del Rapid tuvo que escudarse en esa circunstancia para justificar las pérdidas de tiempo que fue provocando, en ocasiones por las contracturas y lesiones que sufrían sus hombres, en otras por las evidentes triquiñuelas a las que recurrían para dejar que se agolpasen los segundos en el reloj del colegiado, que sumó al tiempo reglamentado algunos más. También lo fue que las prisas acabaron agobiando al Haro y el cuadro jarrero pareció condenado a dominar, con absoluta claridad, y a generar ocasiones de forma constante, pero sin acierto en todas.
El Haro no tuvo suerte a los cinco minutos de la reanudación Iván Arana con un disparo que se le fue alto, ni Ander Franco al recibir un servicio impecable de Takumi desde el carril derecho porque la defensa lo desvió por la línea de fondo diez después. Y tampoco Álvaro Marcos, al que el meta le robó el balón de la cabeza cuando trataba de rematar en franquicia al ejecutarse ese saque de esquina, justo después.
Pero ni siquiera a los 20 minutos cuando vio cómo Julián Rodríguez repelía su disparo y detenía, además, el tiro con el que Iván Arana respondió al rechace. Y menos aún cuando a 15 del final volvió a cabecear en el área pequeña y después de ganar la posición a los centrales para toparse de nuevo con el cancerbero.
El canterano Leandro fue el último en probar suerte, en el 88, con un disparo lejano que salió fuera por poco, después de superar el trance que superaron los blanquinegros en el 61 y el 61, los minutos en los que Escobedo y Emilio dispararon, en franquicia, alto y justo al poste, pero por el lado exterior.
El partido finalizó sin más sobresaltos, y los dos equipos tuvieron que conformarse con el reparto de puntos. Otro patinazo del Haro ante equipos de la parte baja de la tabla.
Ficha del partido
Rapid de Murillo 1 – Haro Deportivo 1
Rapid de Murillo: Julián Rodríguez; Sergio Palacios, Sergio Martínez, Eduardo, Medrano; Emilio Olarte, Javi Marín, Khalid Abi, Samuel Pérez (Álvaro Martínez, m. 89); Javi Santos y Escobedo (Javi Martínez, m. 86)
Haro Deportivo: Javi Ríos; Bañuelos, Yeray Uzal, Barragán, Takumi; Aitor Santurde, Salaberria; Gonzalo Andrés (Zunzunegui, m. 46), Iván Arana (Leandro, m. 78), Ander Franco (Yeray Viana, m. 60) (Pablo Sierra, m. 85); y Álvaro Marcos.
Goles: 0-1. M. 35: Álvaro Marcos. 1-1. M. 42: Escobedo.
Árbitro: David Moreno Pardo. Amonestó, por parte del equipo local, a Eduardo, y por parte del conjunto jarrero a Aitor Santurde.
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