Gran resultado que arranca el Haro Deportivo de La Salera y que le vale para colarse de nuevo en puestos de playoff. Lastrado por las circunstancias, fundamentalmente por las limitaciones presupuestarias que condicionaron la confección de la plantilla, el plan de trabajo y los objetivos, Txejo está convencido de que la consolidación del proyecto blanquinegro pasa por reforzar la implicación de los jugadores con un club y una camiseta, por la identificación del sacrificio con un esfuerzo común. Y esa empresa, no siempre entendida ni trasladada al terreno de juego, pareció encontrar en La Salera todo su sentido, porque, más allá del resultado final, que todos consideran una campanada, lo que reactivó la comunión entre aficionados y equipo blanquinegros fue la imagen ofrecida sobre uno de los campos más complicados y bellos de la categoría como es La Salera.
Con todo, es cierto que el partido demostró un enorme equilibrio de fuerzas entre blanquiazules y blanquinegros. También que el Haro puso el foco de su estrategia en el control de la medular para impedir que desde allí partiesen los servicios en profundidad con los que el equipo local acostumbra a generar todo su potencial ofensivo. Con la zona ancha bajo control, el equipo de Txejo pareció evitar, en primera instancia, todo riesgo para el marco defendido por Iván Sanz y comenzó a generar, de paso, cierto grado de inseguridad sobre el área local.
Equilibiro de fuerzas
Esa inseguridad se notó prácticamente desde el inicio del derbi riojalteño, aparcado por el ascenso de unos y el descenso de otros que no llegaron a cruzarse el curso pasado. Apenas se habían cumplido cuatro minutos de partido cuando un centro de Iván Arana se paseó por la meta local sin que acertase a llegar ninguno de sus compañeros de segunda línea. Ni siquiera Pacheco, que fue el que más cerca estuvo de llevar el balón al fondo de las mallas, pero finalmente sin acierto.
El Náxara no tardó en responder y tuvo como protagonista a Iván Rojo, que largó cruzado poco antes de llegar al cuarto de hora, viendo cómo la bola se escurría por muy poco. Aunque, en plena racha de idas y venidas, y con tanto tira y afloja en la zona ancha, Iván Arana contuvo los ánimos del Náxara amenazando con una jugada muy similar que tampoco acertó con la diana.
Y también Aitor avisó del riesgo del Náxara en las jugadas de proximidad, como la suya, ejecutada tras deshacerse de dos defensas blanquinegros para imprimir fuerza, pero poca orientación, a un disparo que salió demasiado elevado al filo de la media hora de juego.
Martínez-Lacuesta vuelve a marcar
En una tarde tan sujeta a control y poco acierto, por la enorme presión que ejercían unos sobre otros, la efectividad llegó de la mano de Martínez-Lacuesta, el falso delantero al que llegó un balón necesitado de control y pegada. El jugador jarrero le dio lo que requería el servicio y éste se convirtió en el primer y único tanto de la tarde (0-1), un gol que sentaba cátedra porque acabaría siendo la clave de la primera derrota del Náxara en la presenta campaña y en la más sonada de las campanadas del Haro en esta difícil temporada.
Corría el minuto 34 del primer tiempo y los locales parecían noqueados, a pesar del intento de Aitor por sorprender a la media vuelta al meta visitante, Iván Sanz, perfectamente colocado.
El equipo de Txejo se mostraba asentado en el terreno de juego, conseguía anular todas las líneas de conexión entre centro del campo y ataque del Náxara y se permitió, además, el lujo de controlar los seis primeros minutos de la reanudación. La imagen del Haro dejaba perplejos, no sólo a los seguidores de La Salera sino a los propios aficionados del equipo jarrero, que se frotaban los ojos viendo que los suyos se movían sin estridencias y cerraban filas para encarar un segundo asalto de máximo riesgo pero sin grandes complicaciones.
Aunque en el arranque del segundo tiempo, el Náxara puso el susto en el nutrido grupo de aficionados blanquinegros desplazados hasta Nájera. Al equipo local le anularon, por fuera de juego, un gol que nadie discutió, y los blanquinegros prefirieron ceder la posesión del cuero para responder al contragolpe, la medicina que acostumbra a aplicar su rival en un campo tan estrecho y corto.
Pero nada de eso evitó, en todo caso, que que Iván Sanz se viese obligado a realizar dos grandes paradas y a desviar un balón envenenado a córner para certificar el triunfo del Haro ante el mismísimo líder, y a domicilio. Aitor se fue en el 52 de su marcador y ejecutó un disparo brutal que fue frenado en seco por el meta del Haro.
Presión del Náxara en el segundo tiempo
El dominio territorial de los blanquiazules convertía sus servicios sobre el área de castigo rival en un infierno en el que los blanquinegros parecían hasta sentirse cómodos, porque despejaban todo lo que venían y cerraban con firmeza todas las líneas de abastecimiento para sondear la posibilidad de la bofetada a la contra, con salidas en largo.
En una de estas, Oier Martínez pudo ampliar la cuenta a diez minutos de la conclusión, pero Adrián sacó el balón volando hacia el travesaño.
Y no hubo tiempo para más oportunidades claras. Sí para mucha presión. Pero el fútbol el así, y en esta ocasión da al Haro todo un espaldarazo. El equipo blanquinegro se asoma de nuevo a los puestos de playoff y el Náxara abandona el liderato.
“Venga a la Txejoneta”, animan desde el club
Ficha del partido
Náxara CD 0 – Haro Deportivo 1
Náxara CD: Adrián, Izan, Loza (Mario 83′), Eloy, Nika (Jiménez 46′), Miguel, Diego, Viguera, Rojo, Ochoa (Orodea 46′) y Aitor.
Haro Deportivo: Iván, Hidalgo, Castillo, Martín, Santurde, Arana (Gonzalo 83′), Alzola, Martínez-Lacuesta (Moustapha 68′), Euken, Oier (Achi 83′) y Pacheco (Zunzunegui 63′).
Goles: 0-1. Martínez-Lacuesta 34′.
El colegiado David Ceniceros Aransay mostró cartulina amarilla al local Nika y a los visitantes Hidalgo, Martínez-Lacuesta, Euken, Arana y Alzola.
Más imágenes | Donézar Fotógrafos
