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Las Mujeres de la Vega disfrutan de su viaje a Córdoba

Medio centenar de socias recuperan sus viajes por España, tan habituales como eran antes del inicio de la pandemia

Las Mujeres de la Vega que participan en la primera excursión que ha vuelto a programar la entidad jarrera, después del parón de más de dos años que han experimentado todas las actividades y asociaciones de la ciudad a consecuencia de la crisis sanitaria provocada por el coronavirus, ya están de vuelta a la ciudad jarrera.

El programa de actividades les ha llevado en esta ocasión a Córdoba, la ciudad seleccionada para ampliar sus conocimientos sobre el patrimonio cultural del país. Han sido cinco días de pateo por la antigua capital de los Omeya y las poblaciones más señaladas de su provincia.

El regreso fue, no obstante, más rápido que la vuelta. Para cubrir los más de 700 kilómetros que median entre el punto de partida y el de destino tardaron doce horas, al realizar tres paradas de hora y media de duración. En el regreso no emplearon más de diez para llegar a casa y poder desembalar las maletas y todo el bagaje de lo vivido y conocido a lo largo de la semana en una de las ciudades más cautivadoras de España.

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“Todo ha salido a pedir de boca”, destacaba Inma Alonso a su regreso, confirmando que el desarrollo del programa se había ajustado a lo previsto y la convivencia entre las 49 mujeres que formaban parte de la expedición había resultado “excepcional, al ser un grupo muy homogéneo”.

El grupo ha conocido enclaves monumentales y agroalimentarios de Córdoba, Montilla y Baena

El viaje con el que reanudaban su programa de salidas turistas ha servido también para enterrar la curiosa circunstancia que acompañó a la anterior salida que organizó la asociación jarrera. Fue a otro punto clave de Andalucía como lo es Granada. Ocurrió en febrero de 2020, una época que difícilmente olvidará cualquier hijo de vecinos y mucho menos las viajeras de la capital jarrera. Apenas regresaron a casa, comenzó a ganar terreno la expansión del Covid-19 y pocos días después se decretaba el estado de alarma, con su consecuente confinamiento de toda la población.

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Salir de nuevo, reanudar las excursiones que se anuncian a lo largo del año, ha supuesto salir del maldito bucle, venía a apuntar la integrante de la junta de la Asociación de Mujeres de la Vega. “Había ganas de recuperar la normalidad y reanudar de esa manera las salidas”, afirmaba con mucha ilusión de volver a tiempos que, poco a poco, se supone que serán mejores.

Esta salida no ha podido ser más provechosa, a la vista de la apretada agenda que se habían marcado en la preparación de la expedición, aunque tuviesen que dedicar todo un día al viaje de ida y hayan invertido otro más en el de regreso a casa.

En su retina quedan las mágicas imágenes de la Mezquita y Catedral de Córdoba, donde se fusionan dos sentimientos religiosos que llegaron a convivir junto a la religión hebrea que se profesaba a dos manzanas del Patio de los Naranjos, en el entramado angosto y floreado del Barrio de la Judería. También del Alcázar de los Reyes Cristianos que defendió la plaza durante el proceso de ampliación de la corona de Castilla y Aragón hacia el Al-Andalus, con su imponente puente de acceso al recinto amurallado.

Sin duda, la extraña atracción del conjunto palaciego que Abderramán III construyó en Medina Azahara, un regalo para la vista y el alma que perdió consistencia y quedó en mitad de un páramo como si se tratase de un espejismo en el desierto cordobés. Y, en última instancia, las visitas a las poblaciones de Baena, donde conocieron su castillo.

“Ilusión” por volver a la normalidad

Y para el estímulo del resto de los sentidos, del olfato y el gusto, quedó la visita que las Mujeres de la Vega realizaron en ésta última localidad a una almazara, para conocer al detalle el proceso de elaboración del aceite que distribuyen a toda España, y en Montilla el paso por la bodega de Pérez Barquero, donde aprendieron que hay otros vinos y otras formas de producirlos diferentes a las de Rioja, haciéndolos compatibles con los que se beben y crían en estos pagos.

En resumen, el objetivo de este tipo de propuestas, que se suman a los cursos y talleres que empiezan a coger un ritmo similar al “prepandemia” dos años después, es reforzar la base de datos con nuevas incorporaciones, el listado de experiencias vividas y la perspectiva de las componentes de asociación, y con ello de enriquecer el menos conocido de los sentidos, que en este caso no es el común sino el de la ilusión, que parece volver por sus fueros.

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