La carne cultivada es un triunfo de la tecnología, una nueva comida que ofrece una forma de abordar muchos de los desafíos ambientales y alimentarios más importantes. Pero también va a cambiar el proceso ancestral necesario para comer carne, el cual siempre ha conllevado la muerte de un animal. Con la carne cultivada esto quedaría obsoleto. Pero no cantemos victoria. Las empresas se están devanando los sesos pensando en cómo hacer que la gente confíe en ella y, finalmente, cómo venderla.
Actualmente hay siete compañías, como por ejemplo la israelí ‘SuperMeat’, o las estadounidenses ‘Memphis Meat’ y Modern Meadow, que están desarrollando carne cultivada para su comercialización, algunas incluso con el objetivo de vender sus productos este mismo año.
Prueba piloto
Hace cinco años un grupo de investigadores dio a probar esta carne en forma de hamburguesa a dos personas: uno notó “un gusto intenso” mientras que el segundo dijo: “La sensación en la boca parece carne auténtica”. Y ambos dijeron que la falta de grasa en la hamburguesa la hacía un poco seca, aunque en general era casi igual que la carne normal. Independientemente del proceso que lleva esta carne a nuestro plato, esta carne es carne igual que la de los animales.
Células ‘satélite’
Simplificando mucho, ya que aún se está perfeccionando el proceso, para fabricarla los científicos usan las llamadas células “satélite”, que pueden transformarse en células musculares, les proporcionan los nutrientes necesarios para vivir y desarrollarse, la cantidad necesaria de movimiento y temperatura correcta, y ya está, así podemos fabricar carne de cerdo, vaca, o pollo. En realidad es lo mismo que las células hacen en el animal, pero fuera del animal. El mayor desafío de esta nueva carne no es hacerla, si no la aceptación de la gente.
¿Cuanta gente que actualmente no come carne comenzará a consumir esta nueva carne al no suponer ningún sacrificio animal?
La organización PETA (Personas por el Trato Ético de los Animales), lleva muchos años apoyando la investigación de la carne cultivada, y su presidenta, Ingrid Newkirk, no tiene ninguna duda de que va a suceder más pronto de lo que creemos. La producción de esta carne, comparada con el ganado vivo, supone un 45% menos de gasto energético, un 96% menos de emisiones de gases de efecto invernadero, y un 99% menos de superficie cultivada. ¿Cuanta gente que actualmente no come carne comenzará a consumir esta nueva carne al no suponer ningún sacrificio animal?
Filetes impresos en 3D
Podemos imaginar un bistec impreso en 3D con carne de buey de Kobe, o chuletas de cerdo, o nuggets de pollo con esta carne cultivada y campañas de marketing de todo tipo: “¡Carne tan buena que incluso los veganos dicen sí!”
Bromas aparte, seguramente tomará algún tiempo el adaptarse a este nuevo producto, ya que todas las innovaciones siempre se encuentran con el escepticismo general. La gente dirá que todo esto muy raro, desagradable, o no les gusta el sabor, pero lo que es innegable es el impacto positivo que tendrá el medio ambiente, el bienestar animal y la sostenibilidad.
Las tan cuestionadas prácticas de la cría industrializada de animales han sido muchas veces documentadas, y habrá mucha gente que seguro estarán encantados de cambiar y de dejar de apoyar a esa industria si la carne cultivada en laboratorio les puede ofrecer el mismo sabor y nutrición que la carne normal.
Por supuesto siempre habrá gente que diga que la carne de laboratorio hundirá las granjas, pero como siempre ha sucedido con los nuevos avances, el que se adapte sobrevivirá. Y si no que se lo digan a los extintos videoclubs o los salones recreativos de videojuegos.
Al margen de cuestiones éticas, lo que realmente determinará si esta carne se convierte en un éxito o no es su precio, así como la edad del consumidor. Las personas mayores serán más reticentes, los jóvenes lo harán sin dudarlo. En una generación comer este tipo de carne no será un problema. Y tú, ¿la probarías?