Desde el año 2002 Clínica Dental Zamalloa presta sus servicios en Haro. Ahora, 17 años después, cambia de ubicación para ampliar sus instalaciones y eliminar también las barreras arquitectónicas para facilitar el acceso a todos sus pacientes.
Ha sido el aparejador Sergio López, de Armentia Arquitectura, el encargado del diseño de la nueva clínica, aunque también ha contado con la opinión de otros compañeros para “pequeños detalles”. “Los primeros en recibir el proyecto finalizado fueron los responsables del departamento de Sanidad, dando el visto bueno sin poner ningún pero a las obras que ya están avanzadas”, explica Gorka Zamalloa.
Reforma integral del nuevo local
Han sido cuatro años de búsqueda del local idóneo para cubrir las necesidades que Clínica Dental Zamalloa requería. “Buscábamos, por ejemplo, un lugar en el que pudiésemos eliminar las barreras arquitectónicas para facilitar a nuestros pacientes con movilidad reducida el acceso a nuestras instalaciones”, indica Zamalloa. “La reforma del nuevo local ha sido integral, hemos anulado incluso las antiguas escaleras existentes para poder realizar el proyecto tal y como deseábamos”.
La nueva clínica dental, situada en la calle Alemania, esquina con avenida de La Rioja, contará con más espacio en su nuevo emplazamiento, aumentando sus infraestructuras a tres sillones dentales adaptados para pacientes con movilidad reducida.
Familia de dentistas
La clínica seguirá prestando los mismos servicios que hasta ahora y continuará trabajando, por ejemplo, con el escáner dental que adquirió hace un par de años, que “permite ver el volumen de hueso que el paciente tiene antes de realizar cualquier implante dental”.
Y es que a Gorka Zamalloa le viene de casta su profesión. Su padre, tíos y hermanos también ejercen como odontólogos en sus propias clínicas en Euskadi. Llegó a La Rioja gracias a un profesor de su colegio. Con el título de Odontología recién obtenido en la UPV, este profesor le comentó que “un amigo con una clínica dental en Logroño, necesitaba un dentista, y en el año 2000 no me lo pienso dos veces y me vengo a trabajar para él”, recuerda Zamalloa.
Primero trabajó en Logroño hasta el año 2001. Un año después decide hacerse emprendedor y ponerse por su cuenta. “Mi padre fue el que nos animó a mis hermanos y a mí, una vez terminada la carrera, a que abrierámos nuestras propias clínicas, y no lo dudé. Aunque no fue fácil, ya que la inversión económica que debía hacer era importante al empezar desde cero. Pero gracias a mi padre aprendí a ser un emprendedor, y decidí arriesgar”, cuenta Zamalloa.
Para esta nueva aventura, Clínica Dental Zamalloa tiene pensado realizar una ampliación de plantilla para poder atender de una forma aún más personalizada a todos sus pacientes.