Dicen que la sarna con gusto no pica. Y es que después de los calores intensos de estos últimos días, un grupo de apasionados del Club de Montaña K2 de Nájera han tenido la oportunidad de refrescarse entorno al caude del Rudrón, perteneciente al Parque Natural de las Hoces del Rudrón y parte del Parque Geológico de las Geoloras, todo ello dentro de la bella comarca burgalesa de Páramos.
El grupo de 23 participantes arrancó la segunda etapa de esta ruta desde la bonita localidad de Tablada del Rudrón. Después de visitar la iglesia de San Juan Bautista y alegrar la vista con la portada románica de la ermita de la Inmaculada cruzó el río Rudrón.
Una bonita ruta llena de historia
Siguiendo la cuenca de Rudrón, tras pasar por Tubilla del Agua, llegó a Covanera, donde fue visita obligada el Pozo Azul, una surgencia de agua de un llamativo color azul, que es una referencia internacional en el ambiente de las actividades subacuáticas y de espeleobuceo. Curiosamente, el grupo najerino tuvo la suerte de coincidir allí con un equipo de espeleobuceadores alicantinos.
En breve, los excursionistas llegaron a San Felices del Rudrón, donde abandonaron el río y comenzaron a subir hasta alcanzar cierta altura, en la que disfrutaron de las espectaculares vistas de las Hoces y del cañón del Ebro.

En esta misma ruta también es visita obligada la ermita de las Santas Centola y Elena, una de las más antiguas de la provincia de Burgos. Está situada sobre una alta meseta, desde la que se domina un paisaje espectacular. Según la tradición, en este lugar recibieron martirio y en ella se conservaron sus reliquias hsta 1317, año en el que se trasladaron hasta la catedral de Burgos, donde aún se conservan.




En su entorno se encuentran también los restos de un castillo. «Por cierto, da suerte tocar la campana», recuerdan desde el club. Cerca de la ermita se encuentra también Siero, pueblo abandonado al principio del siglo XX, y donde la gente de Valdelateja entierra a sus muertos.
Poco después el grupo llegó a la meta, Valdelateja, y allí José Mari y Chema brindaron con cerveza en mano, después de unos apasionados y sufridos 23 kilómetros.
Con esta etapa, el Club de Montaña K2 de Nájera dio por finalizada la ruta de las Hoces del Rudrón, desde su nacimiento en Basconcillos del Tozo, hasta su desembocadura en el Ebro, en Valdelateja, superando un total de 44,908 kilómetros.
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