En la zona de La Rioja alta parece que las cepas van recuperándose de las heladas que tanto se temieron los viticultores y que no no han llegado, finalmente, a provocar daños irreparables.
Sin embargo, el paso de los animales salvajes por los renques en época de brotación siguen castigando de forma inmisericorde a la viña, sobre todo la que está más cercana a los Montes Obarenes.
La normativa, “insuficiente e inoperante”
Por ello, el sector pide medidas de control que compatibilicen ambos universos. Porque los afectados siguen considerando “insuficiente e inoperante” la normativa aplicada en el conjunto de La Rioja.
El mismo lamento lo lanzaron los afectados hace un año, a la vista de los efectos que había provocado la invasión de corzos y conejos durante el confinamiento de todo el país en sus fincas, y vuelve a ser ahora la queja que siguen lanzando a día de hoy, después de poner en marcha los ‘cañones’ con los que tratan de asustar a la fauna de la zona para obligarles a que no accedan a las cepas donde devastan los brotes de la planta.
Es el diagnóstico que hacen los propietarios de pagos situados en términos ubicados en Haro, Villalba de Rioja, Briñas, San Vicente de la Sonsierra, Anguciana y otros concejos de la zona.
Así lo explica Roberto Salinas, miembro de la Unión de Agricultores y Ganaderos de La Rioja (UAGR), con explotaciones vitícolas en esa zona. “El daño provocado por la helada, gracias a Dios, ha sido limitado. En torno a un 20 por ciento donde más ha castigado, aunque se podrá recuperar”.
Pero la batalla contra los elementos parece que se ha recuperado actualmente. “Otra cosa es el daño provocado por la fauna”, alerta. “Cada vez es más frecuente. Hay parcelas con el 50 % de los brotes comidos, tanto por el corzo como por el conejo”, especies en la que se detectan claros indicios de “superpoblación”.
Por ello Salinas considera que “tendrían que trabajar más para controlar estas superpoblaciones. No sé si desde los cotos de caza o desde la Comunidad Autónoma, o desde las dos instituciones al mismo tiempo, porque lo cierto es que se les está yendo de las manos”, y las consecuencias siguen soportándolas los agricultores de la comarca de Haro y también en otras zonas de la región.
Y es que la evolución de la meteorología se ha encargado, mientras tanto, de cicatrizar las heridas de las heladas que han sido “poco significativas”. Eso sí. Siempre y cuando se mantenga este escenario meteorológico, las parcelas que sufrieron su impacto “se están recuperando muy bien. Por lo menos en Briñas, San Vicente y en Haro”.
El precio de la uva sigue levantando ampollas
Pero otra cosa diferente es lo que sucede en los mercados y que también afecta a la viña, una cuestión que sigue levantando ampollas año tras año. Es cuando se habla de precios, costes de producción y ventas de los elaboradores, en términos globales.
Ésta es la explicación: “Bajaron las ventas un 8,5 % y el precio de la uva un 40 %, después de habernos reducido en un 10 % la producción desde el Consejo Regulador”. Los productores siguen convencidos de que su queja eterna sigue vigente.
Para Salinas “somos los paganos de todo”. “A ver qué decide el Consejo Regulador”, señala en ese contexto de extrema necesidad, aunque él está convencido de que el organismo ministerial rebajará en otro 10 % más su producción y sólo confía en que, con el levantamiento del estado de alarma “suban las ventas. Si no, nos cortarán otra vez el pelo con el precio, aunque las bodegas compran toda la uva que hay y eso es síntoma de que se trata de una buena inversión para ellas”.