“La última y nos vamos”. Por última vez, el Bar Marisa, en Castañares de Rioja, abrió sus puertas este fin de semana para celebrar su despedida. La localidad riojalteña vivió este viernes 23 y sábado 24 de mayo un homenaje colectivo a uno de sus lugares más cotidianos: el Bar Marisa. Tras casi 40 años al frente del negocio, Marisa y Juan Carlos dijeron adiós al establecimiento que ha sido durante 36 años más que un simple bar. Ha sido un punto de encuentro, lugar de tertulias, epicentro de fiestas y testigo también de generaciones compartiendo, mesa, copa y buen rollo.
El viernes por la tarde comenzó la despedida con una invitación sencilla y cargada de simbolismo: “tomar un vinito”. “La última cena” no fue una metáfora bíblica, sino una celebración humilde y entrañable que permitió a vecinos, amigos y visitantes brindar con quienes han estado detrás de la barra toda una vida.
Gran fiesta de despedida
Pero la traca final llegaría el sábado, también a partir de las 19:00 horas. Una charanga, regalo sorpresa de los vecinos para Marisa y Juan Carlos, llenó de alegría las calles cercanas al establecimiento, marcando el inicio de una noche de fiesta, cariño y agradecimientos. A las 21:00 horas, las tornas cambiaron y la plaza se convirtió en pista de baile con un festival de Djs que reunió a MikelGH, Gartz y Pinto, los tres encargados de poner banda sonora a esta última gran noche.

A las 22:30 horas no podía faltar, como en todas las fiestas patronales, la aparición del toro de fuego. Y desde las 22:40 horas en adelante, la música no cesó, acompañado de un picoteo generoso que reavivó energías hasta bien entrada la madrugada. Una fiesta para no mirar el reloj, ya que había mucho que celebrar y también que agradecer. Una despedida que no duele tanto porque se celebra lo vivido.
Ahora Marisa y Juan Carlos se embarcan juntos en un nuevo reto profesional, lejos del sector hostelero, pero conocedores de que su historia en Castañares no se borra con una persiana bajada.