Valentín Villanueva (Haro, 1948) es uno de los integrantes de la renacida peña Los Peques. El pasado sábado, tal y como ya lo hiciera el pasado día de San Pedro, el grupo volvió a juntarse para celebrar una comida de hermandad y “salir un poco de fiesta por la Herradura, como en los viejos tiempos”. “Desde que nos volvemos a juntar, solemos hacer dos quedadas: una el día de San Pedro y otra en el último fin de semana de agosto”, explica Villanueva.
Los Peques fue uno de los iconos de las fiestas de Haro en los años 60 hasta que dejó de funcionar como peña en los 70. “Es lo que suele pasar cuando te empiezas a hacer mayor. Formas una familia y tienes otras prioridades”, afirma Villanueva. Pero el gusanillo regresó casi 50 años después. Como reconoce otro peñista, Antonio Corral: “Queríamos salir otra vez de fiesta como hacíamos antes, para sentirnos jóvenes”.
2014, el año del regreso de Los Peques
Aquellos más de 30 integrantes de la Peña se han convertido en la actualidad en más de 60. “Ahora nuestras esposas salen con nosotros también y lo pasamos juntos la mar de bien”. Y como destaca Villanueva, todos juntos “superan la escalofriante cifra de 3.445 años”.
Desde 2014, cuando Los Peques volvieron a salir a las calles de Haro, en la comida del último fin de semana de agosto, que suelen celebrar en el Beethoven, Villanueva es el encargado hacer un obsequio a todos los peñistas. Un año fueron unas caricaturas y en esta ocasión tocó algo distinto.
Con el menú del Beethoven hizo un barquito, un símbolo para la peña por aquello de la Costa del Vino, pero la otra cara del papel escondía un texto reivindicativo y motivador para todos los peñistas. “Porque todavía queremos sentir el fervor de aquellos años rejuveneciendo nuestra identidad al menos durante unas horas imborrables que pasarán a los anales de nuestro álbum”, destaca Villanueva en el texto.
El escrito que firma Valentín Villanueva:
“Resistiré
Querida Peña: Nosotros venimos utilizando la camaradería de Los Peques como arma social de nuestros valores. Fuimos un icono en las fiestas de los 60 y era casi impensable que nos juntáramos de nuevo, pero a veces el destino se comporta caprichosamente y a partir de aquel 24 de abril de 2014 se hizo posible. Así somos Los Peques, hacemos posible lo imposible, aunque aún nos falte alguna cosa por conseguir y no será por ganas. Los componentes de la peña superan la escalofriante cifra de 3.445 años, ¡sin complejos!, eso es una pasada digna de admiración y sólo con optimismo y entusiasmo como antídoto para regenerar nuestra alma.
Pero bueno, aquí estamos de nuevo como Campeones el día de Pedro, al lado de Felices y de Juan, anunciando el inicio de las Fiestas con la Tamborrada. Y decimos Campeones por nuestra forma de ser y por lo que aún es más importante. Campeones de nuestro YO, el soñador, el de los sentimientos que es por el que nos encontramos hoy aquí, porque todavía queremos sentir el fervor de aquellos años rejuveneciendo nuestra identidad al menos durante unas horas imborrables que pasarán a los anales de nuestro álbum.
¿Os imagináis cómo hubieran sido LOS PEQUES en esta época debido al comportamiento de la Autoridad Competente con el ‘desmadre’ que hay hacia las peñas?. Pues mejor no pensarlo. LOS PEQUES éramos geniales, un poco inconformistas y rebeldes, no olvidemos que venimos de aquella generación que vivió el Movimiento Libertario y Pacifista del ‘hippismo’, pero también aportamos juventud e ilusión para fortalecer nuestras fiestas, siendo coherentes con nuestras tradiciones y ahora nos preguntamos. ¿Cómo se ha llegado a esta situación? ¿Quiénes se piensan que son para decidir esto sí o esto no? ¿Por qué tanto cambio y para qué? ¿Dónde ha quedado todo aquello que conseguimos las peñas con nuestras reivindicaciones?
Es primordial que como Peña que somos tengamos como función un ideario activo y crítico sobre nuestras Fiestas.
Creen que dan todo pero no dan nada y te exigen mucho más, ni siquiera saben escuchar, nos tienen un poco de ‘QUIJOTES’, no sabemos si será por falta de interés o por el desconocimiento de nuestras costumbres, pero lo cierto es que seguimos sin recuperar nada de lo perdido y es una pena porque en un tiempo no muy lejano la Romería de la Batalla del Vino será conocida en todo el Mundo menos en Haro, porque para los ‘jarreros’ será un espejismo.
Es primordial que como Peña que somos tengamos como función un ideario activo y crítico sobre nuestras Fiestas. Nosotros no estamos aquí de incógnito, ni pedimos nada extraordinario por nuestra vuelta, pero sí un poco de reconocimiento y de consideración por nuestro empuje a las Fiestas después de 50 años y en estos momentos lo que menos necesitamos son reproches. Podían aprender un poquito de nuestro espíritu de superación.
La vida amanece cada día, pero también hay que reconocer que cada vez cuesta un poquito más, pero nosotros seguimos conmemorando nuestro Aniversario con el ímpetu que nos caracteriza de disfrutar del día a tope, ¡Prohibido pensar hoy en mañana!, porque nos puede hundir este momento. Esperemos que este ‘barquito de papel’, símbolo de algunos de nuestros carros, no cambie de rumbo y nos siga trayendo cada año a este puerto de la Costa del Vino al amparo de Bilibio, de las marejadillas ya nos ocuparemos nosotros, aunque siempre habrá quien se maree, pero no pasada nada, es por el movimiento del fuerte oleaje que a veces te ‘moja’ un poquito. -Recordemos este tema de ‘Manolo y Ramón’ de nuestros años mozos porque parece estar hecho para nosotros:
Cuando se rebelen los recuerdos…
Resistiré, erguido frente a todos
Y aunque los vientos de la vida soplen fuertes
Soy como el junco que se dobla, pero siempre sigue en pie
Resistiré, resistiré…
Aúpa Los Peques”
