Este pasado fin de semana, 27 y 28 de agosto, un grupo de 28 montañeros de la Asociación Deportiva Toloño se han dirigido a Pirineos, con el objetivo principal de ascender a los Picos del Infierno, tres cimas que superan los 3.000 metros de altitud, siendo la del Infierno Central, con 3.082 m de altitud, la más alta.
El sábado al mediodía, una vez el autobús llegó a Baños de Panticosa, el grupo comenzó la ascensión al refugio de Bachimaña, a 2.200 m de altitud, para lo que hubo que salvar un desnivel de 570 metros. La ascensión, de dificultad técnica fácil, se realizó por el lado derecho, de una “manera tranquila y en buena armonía”, haciendo una parada para comer y contemplando el hermoso paisaje.
El refugio de Bachimaña, situado en pleno GR11, junto al ibón bajo de Bachimaña, es un refugio cómodo y moderno que cuenta con buenas instalaciones, y fue el punto elegido para pasar la noche y la plataforma para encarar la ascensión a los Picos de los Infiernos.
Domingo de madrugada
El domingo de madrugada, tras el desayuno, el grupo de montañeros comenzó el ascenso, pasando primero por el Ibón alto de Bachimaña y tomando posteriormente el GR11 en dirección a los Ibones Azules. Desde el Ibón Azul superior hay una espléndida vista a ‘Los Infiernos donde destaca su famosa marmolera, una veta de roca blanca que se extiende a ambos lados de la cresta.
Desde el Ibón Azul superior se toma un sendero bien marcado y en fuerte ascenso para llegar al ‘Cuello del Infierno’. En este punto el grupo se divide, la mayoría de los montañeros, 21 en total, coronan Los Picos de Los Infiernos, salvando en esta jornada un desnivel de 1.000 metros, de una dificultad técnica difícil, donde es necesario realizar algunas trepadas y pasar algunos tramos bastante aéreos.
El resto del grupo, 7 montañeros, optó por una opción más asequible, dirigiéndose al Pico Tebarray (de 2.886 metros), donde también es necesario hacer alguna pequeña trepada, pero más asequible para las personas que tengan vértigo.
El descenso se realizó volviendo por el mismo itinerario hasta el refugio de Bachimaña, donde se aprovechó para comer y realizar un descanso, tras lo cual hubo que ponerse en marcha hacia Baños de Panticosa, descendiendo, esta vez, por el lado izquierdo. Durante el descenso se pudieron contemplar hermosas montañas, surcadas por altas cascadas y en el tramo final del recorrido el río forma unas pozas que invitan al baño, pero sólo para los que no temen al agua fría.
Los miembros del grupo, después de vivir esta experiencia, “además del cansancio, destacan la satisfacción del logro conseguido, la belleza de la naturaleza y sobre todo la buena armonía del grupo y la colaboración entre ellos”.