Éxito rotundo de la segunda edición de ‘Sonando en la calle’, la iniciativa promovida por el Conservatorio Lucrecia Arana para llevar la música lo más cerca posible de la ciudadanía. En esta ocasión, la plaza de la Paz, los jardines de la Vega y el Parque de los Pintores Tubía y Santamaría han sido los escenarios de unos conciertos que se han prolongado desde el mediodía hasta las dos de la tarde.
Se trataba del ‘fin de fiesta’ a la semana cultural organizada por el conservatorio, que ha contado con diversas actividades, desde espectáculos de magia y música hasta la jornada de puertas abiertas que se celebró el pasado jueves en el centro educativo.
Música moderna con instrumentos clásicos
Patxi Almenara, director del centro, se mostraba “entusiasmado” al final del espectáculo con la labor de sus alumnos y profesores, y con la respuesta del público. “Este año hemos tirado un poco la casa por la ventana. Hemos contado con equipo de música, con la colaboración de Harteraphia y con la participación de muchísimos más alumnos”. En total, detallaba Almenara, han sido casi 90 los alumnos que han participado en el evento, más la docena de alumnas llegadas desde Harteraphia, que han sido dirigidas por su coreógrafa de danza moderna contemporánea, Sara López Cristóbal. “Los alumnos tienen edades entre los 10 y los 20, pero también ha estado algún alumno que tiene ya 50 años. Y es que, en realidad, entre profesores y alumnos hemos abarcado todas las edades. Ha sido una demostración de que se puede hacer música, se puede disfrutar, se pueden divertir y practicar, y es una cosa maravillosa”, ha detallado.
El espectáculo final ha contado con un piano, un coro con los más jóvenes, un bajo y la batería en la que ha estado David Bezares, padre de unos alumnos, que ha ayudado al conservatorio de manera “desinteresada”, violines, violas, chelos, contrabajos, flautas traveseras, oboes, clarinetes, clarinete bajo… “En definitiva, todos los instrumentos que tocamos en el conservatorio”, ha resaltado Almenara de un espectáculo que ha ofrecido al público, congregado en la plaza de la Paz, dos piezas muy conocidas: ‘Nothing else matters’, de Metallica, en compañía de Harteraphia, y luego ya en solitario la conocida ‘Sweet child O’mine’, de Guns N’ Roses. “Han sido como un guiño, ya que somos instrumentos clásicos, hacemos música clásica, pero también somos capaces de hacer música moderna en un evento que creo que ha merecido mucho la pena”, valoraba Almenara.