Mediante este breve escrito se pretende dar una visión objetiva de la fiesta o romería conocida como BATALLA DEL VINO que se celebra en Haro-Rioja el día 29 de junio, festividad de San Pedro y San Pablo. Historia solicitada por Nadia Arenas de Gestmusic.es, para el programa ¡Ahora caigo! Presentado por Arturo Valls, narrando su Origen, Antigüedad, Raigambre tradicional, Transformación, Valor Cultural, Enológico, Significado y Atractivo turístico.
Todo comenzaría poco después del óbito, en el siglo VI, del eremita Félix o Felices, cuando los habitantes de los pueblos que rodeaban el castillo ubicado en los Riscos de Bilibio convencidos de su Santidad, comenzarían a rendirle culto visitando la cueva donde había permanecido consagrando la mayor parte de su centenaria vida al retiro y la oración, lugar, asimismo, en el que permanecería enterrado hasta el año 1090.
Su primer biógrafo sería San Braulio, Obispo de Zaragoza (631-651) que nos relata algunos detalles de su existencia y su importante labor educativa sobre San Millán de la Cogolla, quien acudiría a recibir enseñanzas del Santo anacoreta permaneciendo bajo su tutela, en la cueva existente en lo alto del Castillo bilibiano, hasta, conseguida su total formación, regresar a su eremitorio de los Montes Distercios, más tarde denominados Sierra de Arandio y hoy en día Sierra de la Demanda.
Las primeras visitas
Volviendo a los romeros, es seguro que las primeras visitas fueron desorganizadas, puesto que lo hacían a su libre albedrío, al no disfrutar de una fecha determinada para acudir a rendirle homenaje. Presencias que se verían minoradas con la invasión musulmana, que ocuparía la zona del río Oja hacía el año 712 siendo expulsados por Sancho I Garcés de Pamplona y Ordoño II de León hacía el 923, quedando instalada en el castillo, y por ende en la gruta que contenía los restos de San Felices, una milicia que no sabemos si permitía el acceso a todos los romeros que acudían a orar ante el lugar de descanso del Santo eremita. Actuación que no haría disminuir la devoción al Eremita, ya que en 1052 el rey García IV Sánchez III el de Nájera quiso trasladar sus restos a la recién finalizada Santa María la Real de Nájera, siendo encomendado el hecho al Obispo de Vitoria Nuño García, quien fracasaría en su encargo, según se relata, por un milagro del Eremita que deformaría horriblemente su cara al intentar descubrir el féretro. Traslado que si lograría el Abad Blas quien, solicitando permiso a Alfonso VI y con la connivencia del gobernador del castillo Don Lope Díaz o Íñiguez, con doce frailes lo trasladaría al Monasterio de San Millán, como arriba decimos en el año 1090.
Sin embargo, y pese a su traslado, los romeros no dejarían de acudir a los Riscos de Bilibio, incluso en mayor cuantía, por lo que el Ayuntamiento y pueblo de Haro acordarían durante la primera mitad del siglo XV1 fijar el 29 de junio, festividad de San Pedro y San Pablo, como fecha para realizar una romería de forma organizada, como podemos constatar por datos, de 1462 y 1465, facilitados por la historiadora Rosana Foncea, que nos reflejan la celebración del día de San Pedro, incluso con actos semejantes a los que actualmente invitan a los romeros a iniciar la subida a Bilibio.

No había pasado un siglo cuando, en 1523, un decreto de Carlos I propiciaría la demolición del Castillo de Bilibio, al ser considerado como inservible, por lo que los romeros pudieron acudir, ya sin impedimentos, a la gruta donde durante unos 600 años había estado enterrado el Santo eremita, no conociéndose ninguna incidencia en la anual visita hasta 1694, año en el que se construiría una ermita muy cerca de la Parroquia de Santo Tomás, en el casco urbano, con el deseo de que la romería se celebrase alrededor de ella. Pero poco duraría tal pretensión, escasamente 15 festividades, ya que en 1710 la Justicia y Regimiento y los vecinos de la villa se verían en la necesidad de levantar una nueva en los Riscos de Bilibio, ya que los romeros seguían prefiriendo acudir al lugar donde estuvo enterrado, el ya, desde 1644, Patrono de la villa, San Felices.
Tras estos hechos, la Romería seguiría su andadura normal con la visita anual a la ermita ubicada en los Riscos donde los fieles a San Felices acudían en toda clase de vehículos de la época, unos a caballo, mulas o burros todos empenachados, otros en carruajes engalanados o enramados adornados de flámulas y banderolas de colores, no debiendo faltar la clásica bota de vino y abundantes provisiones de comer y beber, ya que tras oír misa y rendir culto a San Felices se entretenían bailando y almorzando hasta las 11:00 horas que iniciaban el retorno a la ciudad, reuniéndose en la cabecera del puente de piedra que atraviesa el río Oja-Tirón para todos juntos subir a la Plaza de la Paz a la que se daban tres vueltas y desde 1886, encaminarse a la Plaza de Toros donde se daban suelta dos vacas bravas.
Transformación
Pero a finales del siglo XIX sucede algo imprevisto, ya que tal vez empujados por las libaciones etílicas, algunos mozos comienzan a arrojarse vino con las botas, remojones que son denominados como BAUTIZOS, y que se van reproduciendo y prodigando en años sucesivos con mayor intensidad. Acciones que no son del gusto de todos los romeros, sobre todo de las damas, que acudían a la fiesta con sus mejores galas, ni de los periodistas, según reseñas de Ramón Aguilera, en esta época, y otros corresponsales, sobre todo de Enrique Hermosilla, ya entrado el siglo XX, en el diario La Rioja. Pero lo que ellos propalaban como el fin de la Romería de San Felices resulta todo lo contrario. El arrojarse vino cala en los romeros que poco a poco han ido adaptando su vestimenta a las circunstancias. La presencia de harenses aumenta de forma inimaginable, ahora acompañados de mayor número de romeros de las provincias colindantes cada año, por lo que el mismo 29 de junio de 1949 el señor Enrique Hermosilla tuvo que retractarse de sus aseveraciones y telefónicamente comunicar a sus compañeros del diario La Rioja, para su publicación:
… “Llegados los romeros a lo más encumbrado de los riscos y después de celebrarse dos misas en la ermita dedicada al culto de nuestro Glorioso Patrón San Felices, se desbordó la alegría por aquellos lugares desarrollándose asimismo la llamada <BATALLA DEL VINO> para la que el Ayuntamiento había obsequiado a cada cuadrilla de mozos inscrita con una cántara de dicho líquido.”…
En años sucesivos La romería, bajo el nuevo formato,sigue incrementando su fama y el número de asistentes, por lo que:
“En virtud de lo que determina el artículo 5º de la Orden Ministerial del 30 de septiembre de 1964 y a propuesta de la Comisión creada al efecto por resolución de fecha 8 del corriente mes, se concede el título honorífico de <FIESTA DE INTERÉS TURÍSTICO> a la Romería de San Felices de esa ciudad.”
En 1976, ante la gran afluencia de combatientes que seguía en constante aumento, hubo de trasladarse el lugar de la BATALLA, de la campa ubicada bajo la ermita a la de mayor amplitud que se encuentra en la cara Sureste del Risco bilibiano, bajo la gran peña en que se asienta la estatua de San Felices.
En 1977, al ser anulada a nivel Nacional la festividad de San Pedro, se acordaría, mediante votación de representantes de asociaciones locales de diversa índole, que la BATALLA siguiera celebrándose el día del Santoral en vez de trasladarla al domingo siguiente al mismo, pretendiendo, de esta forma, comprobar la evolución del número de asistentes.
En sesión celebrada el 29 de abril de 1977, el Presidente de la Comisión de Educación y Festejos, Luis Viela Rubio, comunicaría el resultado del escrutinio:
Votos favorables a que siguiera celebrándose el día del Santoral, 1.350.
Votos a favor de otras fechas, 201.
Votos nulos, 2.
Resultado por el que se felicitaría el Alcalde Arturo Medrano Blanco, también partidario, al igual que el resto de la Corporación, en mantener en su fecha un patrimonio cultural heredado de nuestros ancestros.
En un principio la BATALLA decaería, recuperándose y aumentando nuevamente al contar con la presencia, cada año, con mayor de combatientes extranjeros, sobre todo australianos, norteamericanos, ingleses, alemanes, italianos y franceses, estando representado el resto del orbe por un considerable número de participantes, muchos de los cuales enlazan con los Sanfermines de Pamplona, no produciéndose molestas aglomeraciones por lo espacioso del lugar donde se celebra, que además de ser de fácil acceso, ha sido mejorado con la puesta en servicio, gratuito, de autobuses para el traslado y retorno de los romeros que lo deseen.
El 16 de febrero de 1980 el BOE publicaba, según resolución de la Secretaría de Estado de Turismo en cumplimiento de lo prevenido en el artículo 7º de Orden de 29 de enero de 1979, la reclasificación de las Fiestas de Interés Turístico de España a la Romería de San Felices, como Fiesta de Interés Turístico.
El 17 de noviembre 1998 sería designada Fiesta de Interés Turístico en la Rioja. Y Fiesta de Interés Turístico Nacional el 22 de marzo de 2011, según figura en el BOE de esta fecha.
Para disfrutar de la BATALLA DEL VINO solamente hay que realizar un modesto desembolso, ya que basta con vestir unos económicos camisa y pantalón blanco y portar, como arma, la artesana bota de vino que tenemos en casa. Siendo del agrado de numerosos potenciales beligerantes preparar la refriega desde la víspera, de ronda y diversión por La Herradura hasta una hora prudencial, aunque también serán numerosos los que acudan sin dormir. Asimismo, es imprescindible no olvidar el buen humor y la camaradería que todos atesoramos y sobre todo un buen almuerzo para reponer fuerzas y que no se nos haga la boca agua al ver las viandas que, tras la firma de la Paz, degustan el resto de los ahora excombatientes.
A la celebración acude el Regidor Síndico portando el Pendón de la ciudad, que será colocado en lo más alto de los riscos como muestra de homenaje y sumisión de todos los jarreros al Patrono San Felices. Es después del oficio de la misa que tiene lugar en la ermita, cuando los romeros, a los sones de la música, se enzarzan en continuos remojones de vino, siendo, como arriba decimos, el arma tradicional la bota pero haciendo acto de presencia otros artilugios que tampoco inciden en la integridad física de los combatientes, ya que nunca se ha producido lesión significativa. Firmada la paz, una vez empapados y exhaustos los participantes, los alrededores del campo de BATALLA se transforman en un inmenso comedor al aire libre en el que los bravos excombatientes dan cuenta de un abundante almuerzo, en gran parte a base de los típicos caracoles o lomo con pimientos, en un intento de recuperar fuerzas para el regresoa la ciudad.
Realmente no es fácil plasmar la esencia de la fiesta, ya que los que de oídas acuden a ella por primera vez descubren algo que nadie les ha podido describir, algo inenarrable que está relacionado con el entusiasmo, camaradería, buen humor…, que la convierten en la única BATALLA, que se ha conmemorado y seguirá celebrándose en el planeta, que levanta el ánimo, la moral y la autoestima de los beligerantes.
Alguno la ha catalogado como BATALLA pacífica, tal vez porque su intensa integración en la fiesta no le permitió darse cuenta de los miles y miles de litros de pertrechosvinícolas que se intercambian entre los contendientes. O, tal vez, porque esta munición no hace mella o causa dolor o lesión alguna al contactar con los cuerpos.
Continuaríamos hablando sobre el ambiente que se disfruta antes de su celebración, camino de los Riscos, y posteriormente, durante las ineludibles Vueltas a la Plaza de la Paz, en la que según su nombre podríamos imaginar que se firma el armisticio, pero, como comentamos, hay que estar para disfrutarlo y recordarlo, ya que nadie que ha participado en la BATALLA puede olvidar los preparativos para su entrada en combate y la relajación que proporciona el almuerzo tras la refriega.
En la actualidad la BATALLA es un nexo con todo lo que se refiere al vino de Rioja. No debemos obviar que aunque no sea el más antiguo del País, es el primero con respecto a calidad y organización, ya que está representado por la Denominación de origen Rioja Calificada. Y estando Haro, Cuna y Capital del Rioja y su comarca, dedicadas a una elaboración de vinos fuera de serie, el turista, tanto nacional como extranjero, se ve implicado por una atracción, naciente o experimentada, respecto a un vino famoso y una ciudad que les ofrece este enoturismo sin apenas moverse del casco urbano, comenzando por sus boutiques del vino o enotecas en las que podrá conocer el producto siempre asesorado por expertos merchantes. Iniciarse en el mundo de la cata y profundizar en la viticultura en general, ya que en la importantísima y espectacular Estación enológica de Haro cuenta con el Centro de interpretación del vino cuya función es hacer público el conocimiento sobre el cultivo de la vid y su producto final.
Además podrán visitar el Barrio de la Estación, donde se concentran el mayor número, por calidad, de Bodegas Centenarias del mundo, o el Museo Vivanco de la Cultura del vino a escasos 6 kilómetros de Haro, en Briones, que con sus 4.000 metros cuadrados y seis salas dedicadas a poner el valor la relación que ha tenido el hombre y el vino durante 8.000 años de historia, está considerado como el mejor del planeta. Y otros innumerables atractivos que estamos seguros lograrán que cada vez más turistas extranjeros nos visiten el 29 de Junio, ya no solo para participar en la BATALLA, que siempre será la llave de entrada a las enormes posibilidades turísticas que ofrece la Rioja.
Para finalizar algo significativo, algo muy atrevido que muchos desconocen y que hubiera hecho, tal vez, que este escrito no viera la luz. Las visitas que Ernest Hemingway realizó en la década de 1950, en fechas posteriores muy cercanas a los Sanfermines pamplonicas, a bodegas en Ollauri y Haro, acompañado del torero Antonio Ordóñez. Si además de “Fiesta” hubiese escrito una obra sobre la BATALLA DEL VINO, que es seguro llegó a conocer ¿Que panorama presentaría el día 29 de junio, festividad de San Pedro y San Pablo, la ciudad de Haro? Lógicamente es algo que nunca sabremos, pero que podemos imaginar.

La música
Antiguamente se interpretaban pasodobles diversos, pero desde 1929, fecha en que llegaría a Haro Miguel de la Fuente para ocupar el puesto de Director de la Banda de Música, compondría algunas piezas cortas, fáciles de interpretar, que acompañarían a los romeros en su subida a los Riscos bilibianos y a la hora de dar las típicas Vueltas a la Plaza de la Paz, pudiendo nombrarse la Diana de San Felices y Las Vueltas, acompañadas de otra composición de Basilio Miranda titulada La Estanquera. Lógicamente, al ser algunas charangas de otras localidades suele filtrarse alguna composición foránea.
Para una completa información consultar TEMAS JARREROS IV. Ayuntamiento de Haro 2016.
Un saludo,
Fernando de la Fuente Rosales