El sábado 27 de abril llega por fin al Teatro Bretón de los Herreros de Haro (20:30 horas) la obra ‘República de Roma’, escrita por Roberto Rivera, y que ha pasado con éxito por lugares como Santo Domingo de la Calzada, Logroño, Arnedo, Valladolid o Mérida.
La obra del autor jarrero fue reestrenada el 15 de julio de 2023 en el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, en el Teatro María Luisa, y reiniciará gira el segundo semestre de este 2024. Como él mismo reconoce, se trata de su obra “más ambiciosa” y había ganas de traerla a Haro. Las entradas se pueden adquirir a través de este enlace.
Ya estrenaste en Haro ‘Yo mimé conmigo’ y hace poco ‘Tal para cual’, esa obra escrita para el Día de la Mujer, pero supongo que traer ‘República de Roma’ al Bretón será algo especial para ti.
Es, sin lugar a duda, la apuesta más ambiciosa. Un proyecto que surgió el día después de completar el ciclo en el teatro romano de Mérida con ‘Aquiles, el hombre’. Las dos están, de suyo, íntimamente relacionadas. José Pascual, nuestro director, me sugirió antes de subirse al autobús que llevaría a la compañía a Madrid, que podía escribir sobre Catilina. Y lo curioso es que me llamó la atención su propuesta porque conocía al personaje y su contexto. En Bachillerato tradujimos ‘La guerra de las Galias’ de Julio César en segundo y ‘Las Catilinarias’ de Cicerón en tercero.
Aunque, pasados los años, lo más llamativo de todo es que ‘Aquiles’ no concluyó su gira donde muchos pensarán que debería haberlo hecho y ‘República’ no comenzó donde debería haber arrancado, también desde esa misma perspectiva. Que ésta llegue por fin al Bretón de Haro y que lo haga después de haberse reestrenado en el Festival de Mérida el pasado verano es como restablecer el orden de las cosas y cerrar el círculo, porque fue concebida para presentarse en la capital extremeña y mantener en la medida de lo posible al equipo que dio vida a la primera.
Nadie se puede imaginar la ilusión con la que afronta, por ello, todo el equipo esta función. Han oído hablar mucho y bien de nuestra ciudad y de nuestra tierra.

“La trama no deja de recordarnos que no somos diferentes a lo que fueron nuestros antepasados”
Aunque la obra cuenta una historia de la Roma del siglo I antes de Cristo, sí que muchos de los temas que trata están de rabiosa actualidad.
Bueno. Eso es algo que deberá determinar el público que asista el día 27 a su puesta en escena. Pero, ciertamente, quienes ya han tenido la oportunidad de verla han llegado por sí mismos a esa conclusión. La obra aborda las horas previas al histórico discurso con el que Cicerón puso al descubierto la conjura que venía urdiendo Catilina para hacerse con el poder de Roma, asaltando su Senado, y condenándole al destierro primero y a la muerte en el campo de batalla, en la enésima guerra civil romana en el siglo I antes de Cristo, más tarde. Y la trama, totalmente ficticia pero basada en hechos documentados, no deja de recordarnos que no somos diferentes a lo que fueron nuestros antepasados. Tanto a la hora de progresar y construir una sociedad más justa como a la hora de destruir por ambición todo lo alcanzado.
En mi opinión no sólo está de rabiosa actualidad. Es que, lamentablemente, no ha dejado de estarlo nunca. Puede que ahora sea mucho más evidente. ‘República de Roma’ trata de recordarlo para reflexionar sobre lo que pasó, lo que está pasando y fundamentalmente sobre lo que podría pasar. La democracia es un valor incalculable que deberíamos proteger con mucho celo. Pero esta no deja de ser una opinión muy personal. Hay cabida para otras.
¿Qué fue lo más difícil de llevar al papel un hecho histórico como este?
No recuerdo que resultase demasiado complicado. Es más. Todo el relato surgió de forma muy fluida, en muy poco tiempo, allá en junio de 2017. Aunque ya la tenía avanzada en la cabeza y los personajes comenzaban a manifestarse en ella desde hacía un año antes.
Lo realmente laborioso fue adaptar, después del tiempo, un montaje concebido para nueve personajes y su puesta en escena en el teatro romano de Mérida, una vez más, para tres, primero, y cuatro personajes, en última instancia, sin alterar prácticamente el texto y retorciendo el desarrollo de los hechos para hacerlo mucho más imprevisible aún. Pero la aparición de documentos tan curiosos como el ‘Manual de campaña electoral’ que Quinto escribió para su hermano Marco Tulio Cicerón ¡hace más de dos mil años! facilitaron mucho las cosas porque permitían girar hacia infinidad de direcciones. Fue una sorpresa que permitió ampliar el elenco y recuperar a un actor más de cuantos aparecieron en ‘Aquiles’. Una auténtica gozada.
En la actualidad ¿quiénes podrían ser esos Cicerón y Catilina que vemos enfrentarse con su oratoria en ‘República de Roma’?
¡Jajajaja! Depende de dónde se posicione uno. Verás a Catilina en el lado oscuro de la historia, y por ello a quien consideres tu rival político, y a Cicerón entre tus filas, que consideras las más acertadas. Pero, si optas por analizar la obra desde la distancia y de forma equidistante, puede que comprendas que el relato que nos ha llegado, tanto de uno como de otro, lo hace viciado porque quienes la escribieron fueron, curiosamente, dos acérrimos enemigos de Catilina, el propio Cicerón y Salustio. Comprensible por ello que le consideremos el senador más perverso y malévolo de la historia de Roma.
Y, sin embargo, resulta increíble que, generando en su día esa supuesta animadversión, su figura haya llegado a nosotros ligada a la de quien se presupone el padre de la República romana y que el propio Cicerón reconociese en las ‘Catilinarias’ su enorme talla política y oratoria. No tiene sentido. Si Cicerón le dedica el discurso más famoso de cuantos realizó y tenía tanto pánico a su influencia social en la ciudad es porque Catilina era también un grande de la época. Y seguramente no sólo lo fue por sus malas artes. Optó al Consulado, el máximo nivel de poder en la República, lo que hoy sería presidente del Gobierno, en varias ocasiones.
En conclusión. Fuera de ese círculo de intereses y posicionamientos, uno se plantea si no hay algo de uno y otro en todos los bandos del arco político, aquí y en todas las democracias. Las diferencias puede que no se circunscriban tanto al ámbito ideológico como al formal, al ejercicio del poder, ostente quien los ostente. En ese caso pueden ser abismales. Y eso no es saludable para una sociedad madura que se supone basada en el equilibrio.
Sin desvelar nada al lector, aunque ‘República de Roma’ bebe directamente del teatro clásico, sí que existen elementos muy del cine y de las series actuales como los giros argumentales o incluso la sorpresa final.
Es cierto. A diferencia de ‘Aquiles’, que fue construida como una tragedia clásica y épica que se envolvía en un formato muy moderno y hasta apocalíptico en las formas, ‘República de Roma’ es un thriller político, casi de cine negro, que se basa fundamentalmente en la interpretación de los actores y gracias a ellos en el texto, y se maneja con efectos propios de una de esas series que te enganchan porque en la trama hay detalles muy sutiles que se escapan y te obligan a rebobinar la cinta. Aquí, como no existe esa posibilidad, la opción es volverla a ver de nuevo.
Porque el texto es un cruce de argumentos que se van retorciendo desde uno y otro lado, tratando de provocar la reflexión, pero también la sorpresa de los espectadores. El desarrollo de la narración trata, en fin, de remover al público en su butaca para que valore todas las opciones y nunca presuma, ni qué está sucediendo en realidad, ni cuál será el desenlace. Lo que se mueve entre las sombras, lo que no se ve ni se manifiesta, supuestamente, está muy pero que muy presente.
La obra también me parece un aviso para navegantes. Al igual que sucede con la República de Roma, en ruinas en el siglo I antes de Cristo, ahora con todos los conflictos en ciernes en Europa y Oriente Medio, ¿es un aviso de que puede llegar una nueva etapa en la historia, incluso un nuevo orden mundial?
Interesante pregunta. Muy interesante. Hace unos días leí en un medio de comunicación que los jóvenes comienzan a cuestionar el modelo democrático porque no advierten que éste resuelva sus problemas ni atienda sus necesidades. Y que en algunos casos llegan a asumir la posibilidad de un sistema menos participativo si responde a sus expectativas de futuro, ahora en el aire como nunca.
La historia, tan relegada de un tiempo a esta parte en el modelo educativo, es un manual de instrucciones impresionante. Pero hay que conocerlo y para ello dedicarle tiempo y un estatus relevante. Grecia y Roma consideraban tan vital la Democracia para su supervivencia como estados que idearon modelos diferentes para protegerla. Los griegos concibieron el ostracismo, el destierro político, como solución para evitar que un político alcanzase tanto nivel de popularidad y atracción sobre las masas que pudiese tener la tentación de convertirse en dictador. Los romanos elegían no uno, sino dos cónsules por mandato, y uno de cada facción política, para evitar que una sola controlase el gobierno y ambos se viesen obligados a consensuar todas las medidas.
Pero hubo un periodo en el que se registraron tantas revueltas y asesinatos por las calles, y se alcanzó tal nivel de pobreza y necesidad entre los ciudadanos, asqueados de que los políticos se apropiasen de la mayor parte de las riquezas que se lograban con la expansión de sus provincias, que terminaron aborreciendo la Democracia y dieron visto bueno a la dictadura de Julio César, primero, y a la proclamación de Augusto como emperador, más tarde. El episodio clave en ese proceso de involución fue la conjura de Catilina.
¿Es un aviso para navegantes? Pues, qué quieres que te diga, Joseba. Puede que sí. Y, en ese caso, quienes conducen nuestra nave deberían tomar muy buena nota. Ésa es la razón por la que nos gustaría que ‘República de Roma’ llegase al máximo de salas posibles para que se abra un debate sosegado y constructivo entre unos y otros. Tal vez haya que regenerarse de nuevo como democracia.

Lo que cuenta ‘República de Roma’
Siglo I antes de Cristo. Roma es una ciudad en imparable crecimiento que exige la expansión de sus dominios para abastecer a su población, ingente, sujeta en muchos casos a extrema necesidad y envuelta en conflictos que salpican a sus moradores y al ámbito político.
En ese contexto, convulso e imprevisible, el Senado reúne a los oradores más afamados de la cultura latina, que se enfrentan para garantizar la supervivencia de la República o alcanzar el poder, a cualquier precio. En la cámara lo hacen verbalmente, dejando para la historia las páginas más sorprendentes de la oratoria; en las calles se suceden las revueltas, cuando no los asesinatos que se perpetran en las sombras. Cicerón y Catilina son los máximos exponentes de ese cruce de intereses, y protagonizan un episodio vital para el devenir de la ciudad y de su futuro.
Los romanos, hartos de tanto levantamiento militar, tanta violencia por sus barrios y tanta conjura, empiezan a cuestionar el sistema político que gestiona, a semejanza de la Democracia griega, los asuntos de la ciudad. Sin saberlo, o conscientes tal vez de lo que acabará provocando su enconado enfrentamiento, no exento de mutua admiración, la ciudad va camino de reconstruir sus cimientos. Son los últimos actores de la República, ya en ruinas. Se presume, también desde las sombras, una nueva etapa.
Reparto
Miguel Hermoso
Pedro Miguel Martínez
Roberto Correcher
Óscar Hernández
Cuadro artístico técnico
Dirección: José Pascual
Diseño de Escenografía: Pier Paolo Álvaro/ Roger Portal
Diseño de Vestuario: Pier Paolo Álvaro/ Roger Portal
Producción: De Palabra Creaciones/ Teresa Osuna Talent
Producción ejecutiva: Teresa Osuna
Espacio Sonoro: Mariano Marín
Iluminación y dirección técnica: Tito Osuna
Una producción de Roberto Rivera
Duración: 80 minutos
Edad recomendada: Para todos los públicos.





