San Vicente de la Sonsierra volvió a vivir este domingo 14 de septiembre una de sus tradiciones más singulares, como es la celebración de la Exaltación de la Cruz, una de las cuatro fechas del calendario en las que se lleva a cabo la disciplina de los Picaos. Este año participaron nueve disciplinantes, manteniendo viva una práctica de profundo carácter religioso y de tradición.
La conmemoración, que tiene lugar cada año el 14 de septiembre —aunque si la fecha no coincide en domingo se traslada al domingo siguiente—, arrancó por la tarde con la procesión del Vía Crucis. El recorrido comenzó en la Iglesia Parroquial de Santa María la Mayor, avanzó hasta el Monte Calvario y regresó después al templo, acompañada en todo momento por la devoción de vecinos y visitantes.
Los disciplinantes, en esta ocasión nueve personas, conocidos como Picaos, realizaron su particular acto de fe durante la procesión, azotándose la espalda como símbolo de penitencia y recogimiento espiritual. Esta práctica, única en el mundo y transmitida de generación en generación, forma parte de la identidad cultural y religiosa de San Vicente de la Sonsierra.
Además de la Exaltación de la Cruz, los Picaos llevan a cabo su disciplina en otras tres ocasiones: Jueves Santo, Viernes Santo y la Cruz de Mayo, convirtiendo a San Vicente de la Sonsierra en un referente.
La celebración de este año volvió a reunir a numerosos fieles y curiosos que quisieron ser testigos de un ritual que, más allá de su dureza, refleja la fuerza de la tradición y el profundo vínculo de la localidad con su historia y su fe.
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