En 1859 el sol emitió una intensa llamarada. Sólo 17 horas y 40 minutos después llegó a la Tierra provocando la tormenta solar más violenta que nunca se ha registrado. Se observaron auroras en toda Europa y América del Norte, llegando incluso hasta Cuba. Eso fue la parte amable de este fenómeno. Lo malo es que también provocó el fallo de los sistemas de telégrafos en todo el hemisferio norte del planeta, sufriendo cortocircuitos e incendios. Estamos hablando de una época en la que la máxima tecnología que existía era el telégrafo. De hecho comenzó a funcionar en Estados Unidos en 1853, solo seis años antes.
Pero ¿qué son las tormentas solares? Son llamaradas que emite nuestro sol, proyectando materia en nuestra dirección. La gran mayoría son algo común e inofensivo, y lo único que provocan son las famosas auroras boreales (o australes en el hemisferio sur). Sin embargo, muy de vez en cuando son tan grandes que pueden producir lo que se conoce como EMP (pulso electromagnético por sus siglas en inglés), llegando a dañar nuestra modernas estructuras digitales, redes eléctricas, satélites, GPS, internet, etcétera.
Catástrofe global
Esto podría provocar una catástrofe global al dejarnos sin comunicaciones, energía, internet, y demás tecnologías en la que se basa nuestra civilización actual. Un ejemplo sería que se fundirían las bobinas de los sistemas de distribución de energía, provocando un apagón general, al igual que los sistemas de distribución de agua controlados electrónicamente.
Hay una pregunta recurrente que se suele hacer: ¿Qué probabilidad hay de que se desencadene un evento similar al de 1859? El ‘National Risk Register for Civil Emergencies’ viene dando una probabilidad de entre un 5% a un 50% en los próximos 5 años, una horquilla bastante amplia, la verdad. Así que puede pasar en cualquier momento, y podemos hacer muy poco por evitarlo, tan solo estar preparados. Hay cientos de webs en las que nos indican qué hacer, pero básicamente es sobrevivir y hacer acopio de comida, ropa de abrigo, medicamentos, mapas físicos, brújulas, machetes, etcétera.
La Asociación Española de Protección Civil para el Clima Espacial y el EMP (AEPCCE) ha hecho un decálogo básico de buenas prácticas para la autoprotección familiar que es muy interesante y útil y que todo el mundo debería leerse. El Sistema de Alerta Civil para el Clima Espacial o SACCE, puesto en marcha por el Observatorio del Clima Espacial en el año 2011, no ha sido activado ni una sola vez por la falta de relevancia de los fenómenos acaecidos hasta la fecha, pero nunca se sabe cuando nuestra estrella, el Sol, se va a enfadar con nosotros…