Frecuentemente, al rememorar y exaltar la existencia de un destacado hijo de una población, es normal comenzar con unos, vamos a decir, fríos datos de la fecha de nacimiento y destacar y realzar la obra realizada en pro de la comunidad, en muchos casos internacional, no solamente nacional, olvidando el entorno que le conllevaría a ingeniar sus aportaciones a la cultura y apetito de conocimientos en general.
No es sencillo comenzar dando a conocer los aconteceres de aquella época, no muchos desgraciadamente, ya que en este País no hemos sido, y seguimos sin serlo, dados a archivar y, o, conservar datos de suma importancia para tener controlada nuestra historia. Debiendo tener, más que muy en cuenta, el comentario que antes de morir dijo el genial y emblemático científico Stephen Hawking, no exactamente con estas palabras: si no sabemos de dónde procedemos, perdemos la identidad.
Acaso no es necesario decir que la Ciudad de Haro se ubica en la zona Noroeste de la pequeña y fértil Comunidad, una de las uniprovinciales del Estado, hoy denominada la Rioja, y cuyas ubérrimas bodegas son reconocidas mundialmente por la extraordinaria calidad de sus excelentes y nobles vinos, de notorio acento bordelés, logrando que sea denominada CUNA, no dejando de lado el epíteto de CAPITAL DEL RIOJA, siendo sus caldos intentados imitar por tantas y tantas denominaciones nacionales e incluso internacionales y aunque ciertos catadores, excesivamente exaltados y denominados con voces o lenguas extranjeras, adjudiquen puntos, como en un campeonato de balompié, estas concesiones no reflejan lo que un paladar bien educado siente al degustar un vino harense.
Pues bien, en este entorno vinícola, acompañado de fábricas de jabón y curtidos, es de suponer que se desenvolverían los primeros años de D. Ángel Martín Municio, acudiendo a las enseñanzas de los maestros Ismenio Moneo, Felipe Castiella, Luis García o al Colegio de la Inmaculada de los Hermanos Maristas, difícil de comprobar ante la inexistencia de documentación, tal vez extraviada o destruida al no dársela importancia.
Además, como suele suceder en todas las pequeñas localidades, cuando la familia de un avispado alumno decide enviarlo a estudiar a la universidad todo se pierde, destino, estudios a realizar, etcétera, logrando que la población carezca de numerosos habitantes cultos que, aunque visiten su localidad en múltiples ocasiones, una vez que fallecen sus progenitores se pierdan estos momentos de contacto.
Datos biográficos
Debemos reconocer que estos apuntes han sido recogidos casi en su totalidad de la red de Internet, salvo los datos que figuran en el Acta de bautismo facilitada por María Jesús Castro, encargada del Archivo de la Parroquia de Santo Tomás de Haro.
Lo que sí sabemos es que estudió el bachillerato en Segovia, y siguió a la familia cuando su padre, juez de instrucción, fue destinado a Salamanca. Allí estudió Ciencias Químicas y obtuvo la licenciatura, con la calificación de sobresaliente y Premio Extraordinario, en 1946.
Entre 1948 y 1951 fue profesor adjunto de Química Orgánica en la Facultad de Ciencias de Madrid. Durante este período, en 1950, se doctoró en Ciencias Químicas por la Universidad de Madrid con la calificación de sobresaliente y Premio Extraordinario.
Durante muchos años trabajó como colaborador e investigador científico y jefe de la Sección de Bioquímica en el Instituto Alonso Barbar del CSIC (1951 y 1970). Su formación se completó en el extranjero, destacando estancias en los Laboratorios Twyford de Míll-Hill, el Instituto Nacional de Investigaciones Médicas de Londres, el Laboratorio de Bioquímica de la Universidad de Utrecht, en Holanda o el Instituto “Max-Planck” de Heidelberg, en Alemania.
Obtuvo por oposición, en 1967, la recién creada Cátedra de Química Fisiológica de la Facultad de Ciencias de la Universidad Complutense, siendo encargado de la asignatura de Bioquímica de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Madrid y, más tarde, nombrado director del Departamento de Bioquímica.
En 1967 sería elegido miembro de la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, en la sección de Naturales.
En 1971 se convirtió en el primer miembro español de la Organización Europea de Biología Molecular, a la vez que es vicepresidente de la Conferencia Europea de Biología Molecular, en cuya fundación participó.
Desde abril de 1982 y durante un año fue director de la Comisión de Investigación Biomédica para el Plan Nacional del Síndrome Tóxico.
Ese mismo año fue elegido miembro de la Real Academia Española de la Lengua, a propuesta de los académicos Pedro Laín, Antonio Colino y Carlos Bousoño. El 29 de enero de 1984 pronunció su discurso de ingreso, en el que disertó sobre “La biología del habla y del lenguaje”, ocupando el sillón o minúscula. Dentro de la Academia destacaría su activa participación en la elaboración del primer volumen del “Vocabulario Científico y Técnico”. Posteriormente en 1992 fue elegido como vicedirector de la Real Academia de la Lengua, primero de su historia.
En 1985 fue elegido presidente de la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, cargo para el que sería reelegido en 1994. Se destacó su participación en las comisiones de Publicaciones y Biblioteca, de Terminología Científica, de Historia de la Ciencia y de Política Científica.
En 1997 fue miembro fundador y primer presidente de la Asociación Española de Terminología (AETER), coincidiendo en su Junta directiva con otro ilustre jarrero, Isidro F. Aguillo.
Publicó cerca de 200 trabajos, incluyendo 80 artículos científicos que han recibido más de 2100 citas. Entre ellos “Ciencia y cultura del Vino” publicado en la revista Arbor donde recupera y loa sus raíces riojanas.
D. Ángel fallecería en Madrid el 23 de noviembre del 2002, cuando acababa de regresar de Puerto Rico donde había participado en el Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española.
Estuvo en posesión de la Medalla al Mérito Investigador de la Real Sociedad Española de Física y Química, Cruz de Alfonso X el Sabio, Gran Cruz del Mérito Militar, Medalla de Oro de La Rioja (1985), Medalla de Honor al Fomento de la Invención, Medalla de la Universidad Complutense y Medalla al Mérito del Gobierno de Colombia.
Tiene dedicadas a su nombre plaza en Logroño y calle en Haro.
Descanse en paz tan honorable hijo de la Ciudad de Haro.
Su obra
- Martín Municio, Ángel (1974). Interacciones moleculares. Proyección biológica. Fundación Juan March. ISBN 978-84-400-7177-4.
- — (2003). La investigación en la gran industria: el contexto europeo. Delegacion Española de la Academia Europea de Ciencias. ISBN 978-84-607-9584-1.
- — (1999). Naturaleza, ciencia y cultura. Fundación Antonio de Nebrija. ISBN 978-84-88957-27-6.
- — (1991). Torres Quevedo y su época. Amigos de la Cultura Científica. ISBN 978-84-87635-04-5.
- — (2003). El valor económico de la lengua española. Espasa-Calpe. ISBN 978-84-670-1035-0.
- Martín Municio, Ángel; Colino Martínez, Antonio (2004). Diccionario español de la energía. Ediciones Doce Calles. ISBN 978-84-9744-025-7.
- Martín Municio, Ángel; García Barreno, Pedro (1996). Polimorfismo génico (HLA) en poblaciones hispanoamericanas. Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. ISBN 978-84-87125-33-1.
- Cowgill, Robert W.; Pardee, Arthur B.; Martín Municio, Ángel (tr.) (1964). Técnicas de investigación bioquímica. Pearson Alhambra. ISBN 978-84-205-0028-7.
Para finalizar esta escueta biografía, debo añadir que este gran científico, desconocido para la inmensa mayoría de los harenses, será recordado y exaltado, por la obra elaborada por D. Pedro García Barreno: Doctor en Medicina y Cirugía (Universidad Complutense, UCM), Educational Council for Foreign Medical Graduates Award (EE. UU.), Máster en Administración de Empresas (MBA – Instituto de Empresa, Madrid). Desempeñó los cargos de Prof. Agregado de Cirugía Experimental (Universidad Autónoma de Barcelona), Prof. Encargado de Fisiopatología Molecular (Depto. Interfacultativo CC. Químicas y CC. Biológicas, UCM) y Catedrático de Fisiopatología Quirúrgica (Facultad de Medicina, UCM). Consultor sénior del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, del que fue director médico, subdirector de investigación y jefe clínico de cirugía. Profesor invitado en el Departamento de Análisis Matemático, Facultad de Matemáticas, UCM. Cursó estudios de veterinaria, de piano y de vuelo. Delegado del Rector de la Universidad Carlos III para Ciencias e Ingeniería Biomédicas.
Gracias D. Pedro por abrirnos los ojos para apreciar a tan insigne paisano y su extraordinaria obra científica y cultural.